La complejidad del resultado electoral va a poner a prueba la capacidad de gestión de los partidos
políticos. En juego está la gobernabilidad de este reino de España en bancarrota económica y social. Ya lo decía
ayer Javier Vizcaíno en su twiter. La
gran derecha constitucionalista y unionista
representada por PP y Ciudadanos no logrará gobernar. Ni siquiera con ayuda
externa. Sin embargo las diferentes izquierdas, las más radicales y las socialdemócratas más amables, con los apoyos de los nacionalistas catalanes, podrían investir presidente al socialista Sánchez.
Solo la suma de PSOE, Podemos, UP y el apoyo de los independentistas podría proclamar a Sánchez presidente. A ello podría unirse el PNV y Bildu. Pero
el precio que los independentistas catalanes van a imponer será brutal: la exigencia del referéndum en Catalunya. Algo
que Podemos ha prometido si tenía opciones de gobierno. Pero algo que se le
atraganta al socialismo centrista.
No me gustaría estar en el
pellejo de Pedro Sánchez. Porque el
escenario es de alta tensión. La perspectiva de una presidencia envenenada. En
estos instantes los barones socialistas más conservadores estarán ya redactando un
plan de choque anti-referéndum en Cataluña. Porque esa es una de las líneas
rojas socialistas. Pero no aceptar las pretensiones de los independentistas catalanes, sin cuyos
votos Sánchez no alcanzaría el gobierno, generará un escenario de bloqueo
político. España se vuelve ingobernable porque nadie tiene la confianza ni los
votos suficientes para ser elegido presidente. Y ello solo nos llevaría a unas
nuevas elecciones. Un escenario no deseado por nadie. Pero si así fuera, la polarización por la derecha y por la
izquierda abriría una enorme brecha más difícil de gestionar. Se abre el telón
de la política de altura. Dejen paso a la realidad.
Artículo publicado el lunes 21 de diciembre de 2015 en Noticias de Navarra
Y con mayoría absoluta del PP en el Senado, vetando todas y cada una de las leyes, ingobernable.
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