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Mostrando entradas de febrero, 2022

Dudas

Llamé al alcalde Maya para ver si él podía sacarme de aquel atolladero mental en que me encontraba desde que Putin invadió Ucrania. No se extrañen. Para él la vida no va de clases, sino de unos que ganan y otros que pierden. Y a él eso le da un no sé qué. Por eso él prefiere la adjudicación directa y después ya veremos. Así se evitan sufrimientos injustos propios de los procesos participados. Eso dice. Y sí, cómo no voy a estar de acuerdo en que Unzué tire el txupinazo. Pues claro. Pero a lo que voy que me voy. Que llamé a Maya para saber si él, con ese don de la ubicuidad y la equidistancia sideral que Dios le ha dado, podía iluminarme en este oscuro recorrido hacia la verdad y el más fino análisis geopolítico sobre aquella guerra que había sustituido a la pandemia convirtiendo la vida en un disparate. Maya me hizo la cobra. Cosa que era de esperar puesto que sus fronteras, dijo, no van más allá de Burlada por el Norte, Aranguren por el Este y Orkoien por el Oeste. Y no quería

Implosión

Plumillas y tertulianos sufragados por el pesebrismo pepero decían la semana pasada que la implosión del PP, ese reventón en la sala de máquinas del buque insignia de la corrupción española, era un peligro para la democracia y para España. Como si en esa lucha caníbal entre los cárteles de Génova y Puerta del Sol nos fuera la democracia cutre que ya anunciara “The Economist”. Como si ese costurón cosido en falso fuera a descalabrar esta democracia de saldo que no se atreve a meterle mano a un emérito corrupto. Joder, me dije al oír semejante gilipollez, si algo tiene que implosionar no es solo ese partido que da cobijo a fascistas de VOX que a estas horas están de resacón, sino esta segunda restauración borbónica con su monarquía impuesta por el carnicero del Ferrol. Y tiene que implosionar ese nacionalismo español tan de abascales y otros kukusklanes patrios que hacen del odio a los extranjeros pobres y racializados, su penitencia diaria. Y tiene que implosionar la Iglesia catól

Sí, vienen los Guns N´Roses

Axl Rose, voz cantante de Guns N’ Roses, se sobresaltó cuando oyó la noticia. Acababa de cumplir los 60 el 6 de febrero y aquello le pareció el mejor regalo de cumpleaños. Se lo comunicó su ex manager Doug Goldstein el pasado día 9 y dicen que Axl, al oír la propuesta, entró en un estado de éxtasis similar al del concierto de 1992 en Santiago de Chile. Otros, sin embargo, creímos que aquella idea solo podía ser fruto de un delirio tras largos meses de sobresalto emocional. Pero no. Era verdad, y mucha verdad como diría un tal Rajoy. Aquella bomba explotaba en la Mesa de San Fermín de Cultura. Alguien con una intrincada biomecánica de la pamplonidad quería reparar dos años en barbecho. Y solo ellos, los Guns N´Roses, nos podían liberar de aquel cansancio teñido de tristeza . Puestos al habla con Axl, que recibió la llamada en su domicilio de Malibú, inmediatamente dijo que sí, que vendría con su banda al completo a Pamplona, que conocía de sobra la ciudad pues en mayo de 20

Txumarra

Hay gente que muere siendo muy conocida. Y gente que muere siendo muy reconocida. Luego están los que sin buscar ni una cosa ni otra, hacen doblete. Txumarra era de estos. Un amigo que nos dejó el pasado martes a sabiendas que hacía tiempo le costaba seguir erguido. Txumarra fue muchas cosas: currela de taller ochentero y dependiente en la mítica “Mendi Kirolak”, donde llegabas y ahí lo tenías, tras un mostrador que le quedaba pequeño. Un tipo de otra pasta cuya equidistancia nunca compadreó con el buenismo fashion de hoy en día. Un tipo cuya honestidad no le cabía en el cuerpo. Alguien reñido con la vanidad y ungido por la humildad que se vació en cuerpo y alma en todas y cada una de las ideas y proyectos que gestionó desde la sección de Montaña del Anaitasuna, su segunda casa. Porque su pasión fueron las montañas. Un tipo que renunció a la velocidad de las cosas y al stress hiperbólico que padece el alpinismo de hoy metabolizado por la pulsión capitalista. Y es que Txumarr