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Mostrando entradas de marzo, 2020

El reto de los Servicios Sociales hoy

Foto: J. Koudelka /Magnum Photos/  El impacto de este agujero negro abierto en nuestras vidas es ya más que inquietante. Y aunque el sistema sanitario esté demostrando su capacidad de respuesta, en adelante el sistema de Servicios Sociales deberá complementar ese esfuerzo. No queda otra opción si queremos salir al rescate de la población más vulnerable y expuesta a la pandemia y responder así a los efectos colaterales del confinamiento. Este sistema, los Servicios Sociales, debe asumir este reto sin precedentes en su propia historia. Más allá de la tranquilidad de gestionar mejor o peor la pobreza. Más allá de la burocratización en que se ha convertido la intervención social y el tratamiento ofimático de la pobreza. En esta situación excepcional, nos toca repensar para qué servimos hoy y cómo seremos más útiles. Para ello es imprescindible repensar nuestras intervenciones, cambiar ritmos, objetivos, estrategias, recursos, horarios, dinámicas e incluso la propia organización y mo

De repente

Foto: Eve Arnold, Magnum Photos El miedo viajaba en un carro de supermercado. Se presentó así, sin más. De un día para otro, pillándonos a contrapié, sin saber cómo gestionar aquel desasosiego que solo padecían otros, lejos, muy lejos. De pronto, la realidad había sido suspendida y hasta la teoría de la gravedad quedó en entredicho. Alguien nos había robado aquella vida tan algebraica, tan segura. Entonces quise escribir la columna más desinfectada de todas. Encontrar la idea que explicara por  qué el universo se nos venía encima. Quise hablar mientras aquel polvo amarillo nos enloquecía sin avisarnos de antemano. Esforzarme para saber qué y quién estaba detrás de todo esto. O simplemente explicarme cómo habíamos llegado hasta aquí. Por qué nos protegemos de ejércitos invisibles y no sabemos qué hacer con este virus que desdibuja fronteras. Entonces, me puse una mascarilla para no caer en la paranoia conspiranoica. En esta llegaron las obligaciones del decreto de alarma. Y les d

El miedo

"Mefistófeles" Joaquín Espalter, 1872 Aquella ciudad estaba acostumbrada a respirar un aire extremadamente puro. Tanto es así, que muchos ángeles custodios sobrevolaban sus cielos para oxigenar sus pecados. En aquella ciudad se vivía de corrido, como en una circularidad constante. Sin sobresaltos. Porque aquella ciudad presumía de su bienestar hasta el punto de creerse un estado soberano sin más ley que la satisfacción por decreto. Así era aquella ciudad. Rica, ordenada, tranquila y eternamente agradecid a a su destino inscrito en letras de oro. La gente allí no rezaba, solo recitaba este salmo: “la primera receta de la felicidad es evitar la meditación prolongada del pasado”. Por eso allí el pasado ya no se conjugaba. Porque el presente había hecho acopio de toda la prosperidad jamás ideada. Pero también tenía sombras. Otra cosa es que no las reconociera ni cuando el cielo estornudaba y dejaba al descubierto los sumideros donde habitaban gentes que respiraban con un p

Solidaridades sí, pero mejor redistribución justa

Seguramente la solidaridad personal y privada, entre iguales, va a emerger de un momento a otro. Quizás ya lo está haciendo. Esa solidaridad de buena fe, de buena gana y mejor voluntad. Especialmente con aquellas personas más vulnerables, con aquellas con la que esta pandemia se va a cebar con más intensidad. Con las que tienen menos recursos personales y materiales. Con las desprotegidas, solas, pobres, aisladas, con los drogodependientes, gentes sin hogar, sin recursos, fa milias con menores fuertemente precarizadas, desahuciadas, gentes que comparten una habitación de mala muerte, gente mayor y sola, altamente dependientes, mujeres solas, racializadas, inmigrantes sin recursos, exiliados, refugiados. Y así hasta casi nueve millones de ciudadanos pobres y en situación de pobreza relativa y severa que no podrán hacer frente a esta pandemia como mandan las recomendaciones. Sencillamente porque no pueden. Porque sus vidas ya eran una pandemia invisible. Y ahora se les exige gesti