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Mostrando entradas de abril, 2018

Cientos, miles de "manadas"

Tiene razón el movimiento feminista cuando nos advierte acerca de la importancia de no individualizar el caso de “La Manada”, de no singularizarlo. De no interpretarlo fuera del mapa que normaliza la violencia contra las mujeres. Cuando nos advierte que este caso no es excepcional. Que la excepcionalidad del caso es su absoluta viralización mediática. Y a esto habrá que buscarle explicaciones. Que las hay. Cuando nos señala que   manadas y   jueces como Ricardo González, o como   quienes han encubierto a los depredadores de “La Manada”,   no son una anomalía social. Que el juez discrepante no es un caso patológico de misoginia, -que pudiera ser- sino el producto de un sistema patriarcal y sexista. Ese que ordena y manda en muchas familias, cuadrillas, sindicatos, peñas, Comités de empresa, Consejos de administración, partidos políticos, medios de comunicación, Universidades, Tribunales, en la Fiscalía General del Estado y hasta en las comunidades de vecinos. Y si este juez se ha p

Autoexcluidas

En medio de la ciénaga , hay olores que pasan desapercibidos.   Como ciertas palabras ahogadas en el mar de fondo del ruido diario. Se las oí el otro día a Javier Taberna, presidente durante 27 años de la Cámara de Comercio e Industria de Navarra. Déjenme que les diga que este   hombre me recuerda a Ana Blanco, esa presentadora de TV1 de rostro incorruptible que tan bien le sienta la cita de Woody Allen cuando dice que hay quien estropea los relojes para matar el tiempo. Pero a lo que iba. El otro día le preguntaron a Taberna en la SER de Pamplona, por qué en el Comité Ejecutivo de la Cámara solo hay una mujer entre doce representantes.   Respondió que “ser empresario exige mucho tiempo, mucho viaje” . No dijo que hubiera trato de favor a los hombres en el ascenso. Dijo que sí, que había desigualdad. Pero “eso no es porque lo quieran los empresarios, sino porque las mujeres en un momento de su vida optan”. Y optan, venía a decir, porque les va el rollo maternal y lo prefieren a

El maestro de la digresión

Jean Paul Friedrich Richter (1763-1825) Nació Johann Paul Friedrich Richter en Wieselund, en la severa región de Franconia. Se enamoró de Rousseau y casi le roba el nombre. Se enamoró de Sterne, maestro de la digresión, y en ese arte lo igualó. Soñó con escribir un libro cometa, que tuviera la cabeza aquí y la larga cola en el cielo, pero, perseguido por los acreedores, ofendido por la ceguera y alcanzado por la muerte, no llegó nunca a escribirlo.  De "Doscientas sesenta y siete vidas en dos o tres gestos" de Eugenio Baroncelli. Ed. Periférica

¿Cuánto pesan 375 años?

A estas horas, mientras usted lee esto, ocho jóvenes de aquí al lado están delante de un tribunal de guerra. Hasta allí les ha llevado una noche festiva cargada de alcohol y cierta dosis de mala   hostia   mal gestionada. Poco más. Pero enfrente tenían a dos peones de guerra de este nuevo estado correccional. Y se lió parda. Así que lo que debió ser juzgado como una pelea tabernaria a cara de perro, acabó en delito de terrorismo por obra y gracia del nuevo paradigma judicial. Estos jóvenes se enfrentan a 375 años de prisión por delitos de terrorismo que solo llegaron a ser lesiones. De eso hay pruebas. Pero no han sido admitidas. Eso supone una vulneración de los derechos a la tutela judicial efectiva. Así que la venganza ha suplantado a la justicia incapaz de ser administrada por ese sanedrín carcomido por la nueva doxa punitiva. Y es que, a falta de gestión política, judicialicemos la vida, hagámosla insostenible, criminalicemos las palabras, los gritos, el humor, el amor, el

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

En el cuarto oscuro

A medida que uno va cumpliendo años, las borracheras ya no dejan resacas, dejan convalecencias. Con la literatura, con la buena, pasa lo mismo. Este es un texto que te deja convaleciente. Que te gustaría no acabar nunca. Alargar esa vida que narra hasta el octavo día de la creación. Porque sabes que el final es un acto de sabotaje contra el tiempo. Contra esa identidad que te sigue y persigue  a lo largo de los años. Hasta que un día se frena en seco. Y entonces buscas los antecedentes de un suspiro.  Y sabes, como dijo Cioran, que la vida es esa chulería de la materia. Dice la crítica que  "El cuarto oscuro" es una "fascinante biografía familiar", cierto. Y que también es una "reveladora historia del Holocausto". Bueno, no tanto. Hay un Holocausto que aquí no aparece - tampoco es su intención, ni lo pretende- que lo merodea, lo recrea, recuerda, familiariza pasajes, paisajes y paisanajes, pero el infierno del Holocausto queda lejos. Aunque algunas de s

Abril

Hace tiempo que el mundo ha entrado en bancarrota. Mientras tanto, el tipo que hizo este perro mundo se cree un dios. Yo en su lugar me hubiera avergonzado. Pero él insiste en reclamar la exclusiva de este invento que hace aguas por los cuatro costados.  Comienza abril y los magnolios de la ciudad ya brillan retando a los restos de un invierno infinito. El otro día fui al mercado de Santo Domingo. Algunos puestos  ya lucían exquisitas verduras de temporada. Y es que, mientras la tierra siga ofreciendo ciertos frutos, el Apocalipsis aún puede esperar. Es abril y en el pecho de muchas adolescentes se está fraguando una gran revolución: una burbuja incontrolada de adrenalina recorre la línea del diafragma. Una vez allí, el aire comprimido explota y  se  produce una gran deflagración. Es el amor.  Y eso es un acto inmortal. Mientras tanto, en Siria, en Gaza o en muchos lugares sin nombre, la muerte campa a sus anchas. Y tu te sientes un miserable al comenzar una nueva jornada de