Ir al contenido principal

En el cuarto oscuro

A medida que uno va cumpliendo años, las borracheras ya no dejan resacas, dejan convalecencias. Con la literatura, con la buena, pasa lo mismo. Este es un texto que te deja convaleciente. Que te gustaría no acabar nunca. Alargar esa vida que narra hasta el octavo día de la creación. Porque sabes que el final es un acto de sabotaje contra el tiempo. Contra esa identidad que te sigue y persigue  a lo largo de los años. Hasta que un día se frena en seco. Y entonces buscas los antecedentes de un suspiro.  Y sabes, como dijo Cioran, que la vida es esa chulería de la materia.
Dice la crítica que  "El cuarto oscuro" es una "fascinante biografía familiar", cierto. Y que también es una "reveladora historia del Holocausto". Bueno, no tanto. Hay un Holocausto que aquí no aparece - tampoco es su intención, ni lo pretende- que lo merodea, lo recrea, recuerda, familiariza pasajes, paisajes y paisanajes, pero el infierno del Holocausto queda lejos. Aunque algunas de sus víctimas fueran parientes de Susan Faludi, esa mujer que nos cuenta de dónde viene. Y dice también la crítica que "es una profunda meditación sobre la identidad humana". Bueno, suena a topicazo sin pulir, pero podría pasar. Nos encontramos aquí con la biografía de un transexual, su historia y sus razones para llegar hasta donde quiso llegar convirtiéndose en mujer.  Y esas razones o sinrazones pueblan esta  biografía ensayística.
Una biografía escrita por una hija que descubre a su padre tras muchos años de desencuentro y lejanía justo cuando le habla desde un cuerpo femenino. Y descubre a un padre al que le cuesta volver sobre su pasado masculinizado hablando desde ese cuerpo hecho mujer. Y entonces uno lee  y lee y trata de entender, pero le cuesta. Y sabe que a Susan, la autora, también. Porque lo dice. Por  eso narra como narra y llega hasta dónde quiere llegar.  Y es que a  través de un reencuentro con un  padre incomprensible llega al más fino  análisis de la identidad, el nacionalismo (húngaro) , el judaísmo, el feminismo, el género y el transgénero. Un texto que va más allá de la mera biografía paterna, esa tan al uso de algunos autores, guión as,  norteamericanos.
  Y aquí algo más

Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Miquel Marti i Pol

Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán.  Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por   su dramática   soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana.   Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Roda de Ter pero que t