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Mostrando entradas de enero, 2017

Tirarlo o no tirarlo

Este fin de semana en Pamplona, unas jornadas han abordado un debate incómodo. Qué hacer con el Monumento a los Caídos, un edificio que   se levantó en honor   de los vencedores de una guerra bastarda. Un asunto en el que es difícil   ser imparcial. Porque   serlo sería una traición a la verdad. En juego hay restos de sangre, memoria, emoción, duelo, dolor, dignidad, traición y más. Tanto, que no caben en esta columna. No tengo la memoria familiar   ensangrentada. Pero conozco a   gente con una retahíla de familiares   fusilados   cuyas almas todavía aúllan en las entrañas de la tierra. Siguen desaparecidos mientras nos entretenemos en buscar    el sentido, uso o continuidad   de un edificio levantado en   honor   de una sola sangre. Y encontrarlos quizás fuera lo   prioritario, más allá de este necesario debate. Pero puestos a pensar, creo que este asunto no puede resultar amable para nadie. Ni resolverse con la prisa pisándote los talones. Ni hacer las cosas por si acaso. Y sa

Mestre Maestro Mestre

He aquí a un hombre construido sobre el alambre de un poema, un hombre de una voz dorada que te llega rasga el alma, que te la inmacula con un aspersor de bienvenida tristeza. Mestre no debería ser de este mundo. Pero para su desgracia lo es. Y por suerte para quienes lo oímos desde las profundidades de la emoción, desde las alegorías imposibles de la lucidez. Mestre me recuerda a esos profetas paralizados por éxtasis robados. Oír recitar a Mestre supone experimentar un juego de química en el que te das cuenta que estás escuchando a un mártir de la sensatez. Porque frente al estoicismo de saldo que nos preside, Mestre suena como un epitafio en medio de un misterio.  Inmenso Mestre en Pamplona, junto a Paco Ibañez,  con motivo del final de unas jornadas en las que se juzgaba al franquismo arquitectónico que aún perdura en nuestra ciudad.

Barricidio

memoriasdelviejopamplona.blogspot El casco viejo de nuestra ciudad, ese que ha visto   el mundo por encima de la terraza del Arga y que siempre ha soñado con el mar arrojado sobre   sus murallas, es hoy un barrio   herido. Quizás de éxito, pero herido. Barrio que hace años fue territorio de resistencias, transgresiones y habituado al contratiempo. A la tensión permanente. Barrio de luces, sombras,   oportunidades y amenazas que siempre gestionó lo suyo a pie de calle. Una calle de luchas heroicas y también de derrotas vergonzantes. Y también de reconquistas   por obra y gracia de un vecindario que se sentía eso, vecindad. Fueron los años de las manifas diarias radiadas por la   Eguzki Irratia, la insumisión pionera, el gaztetxe del Euskal Jai y la pelea entre adoquín y loseta. Y otras más que aún resuenan en algunas calles. Porque estas pequeñas victorias   lo fueron de toda la ciudad.   Pero se gestaron como propias por las gentes de aquí. Porque aquí se sufrieron en propia pie

Justicia vengativa

Esta columna no está a favor de   los presos de ETA. Sino a favor de los derechos de los presos de ETA. Esto   va de lesa humanidad. Y sí, ya sé que me meto en un sembrao , que entro en una ciénaga contaminada de palabras estafadas. Pero a veces los precipicios   no tienen fondo. Hay en estos momentos 349 presos y presas   vascas en 74 prisiones de España y Francia. El 50% de ellos se encuentra a una media de 700kms de su lugar de origen. Eso significa que su familia recorre en un año 40.000 kms   y que se pueden gastar hasta 12.200 euros en desplazamientos. En ello invierten 439 horas   de vida. Vida que no es vida para esos familiares penados sin razón alguna y utilizados como chantaje punitivo por un Estado que incumple el Convenio Europeo de Derechos Humanos y Libertades Públicas donde se reconoce el derecho   a la vida familiar de las personas en prisión. Esos familiares son como usted y como yo: ancianos, jóvenes, niñas, adolescentes. Gente que comulga o no con la ideol

Pax foral

El 6 de enero este periódico decía: ”El número de manifestaciones desciende un 24% desde el cambio de Gobierno. En el último año de Barcina se registraron 4.846 protestas, por las 3.686 que se han dado hasta ahora con Barkos. Si las manifestaciones pueden ser un buen termómetro del descontento de la sociedad, los datos de las movilizaciones que se producían cuando gobernaba Barcina en comparación con los que se registran bajo el gobierno de Uxue Barkos ofrecen una lectura clara: la ciudadanía navarra tiene una menor necesidad de salir a la calle”. Pues qué quieren que les diga, a mí este titular del momento bucólico-pastoril que supuestamente vivimos me preocupa. Alardear de esta Pax foral es el síntoma más grave de nuestra sumisión. Sea quien sea el mandamás de nuestras vidas. Si dejar de tomar las calles es un indicador de satisfacción social, yo me bajo en la próxima. Porque renegar de la calle es renegar de la victoria colectiva. Porque la calle sigue siendo el escenario de