Richard Ford escribió en 1988 "My Mother", editado en castellano por Anagrama en 2010 con el título de "Mi madre". En setenta y nueve páginas le dice adiós a la mujer que le dio a luz. Esa despedida me conmovió y perturbó cuando lo leí en su día. Lo he vuelto a leer estos días porque yo también tengo madre y no se cómo decirle adios. Pero sé que pronto tendré que ponerme a la faena. Y por eso Ford me está echando una mano.
Un amigo que, para más señas es psiquiatra, suele ser duro y contundente con los apegos, los vínculos y demás construcciones alrededor de las dependencias personales y emocionales que nos montamos con los seres queridos y no queridos. Dice que nos vinculamos mucho, en exceso. Y eso trae malas cosechas. El dice que es una falta de repris personal. Lo entiendo pero no logro "separarme"" de mi madre. Me pasa lo que a Ford. E imagino que me pasa como a millones de apegados a la madre. ¿Cuestión de edad, dignidad y gobierno? Yo qué sé. Solo sé que me gustaría poder escribirle a mi madre unas ochenta páginas como las que Ford le dedicó a la suya. Lo que ya no tengo tan claro es poder afirmar como lo hace Ford "Nosotros - mi madre y yo- nunca estuvimos unidos por la culpa o la verguenza, ni siquiera por el deder. El amor lo cubría todo" Léanlo solo por el placer de encontrarse sumergidos a mitad de camino de una edad interminable.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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