En una reciente columna de opinión de El País, el filósofo alemán de
origen coreano Byung-Chul Han se preguntaba lo siguiente: "¿Por qué el
régimen de dominación neoliberal es tan estable? ¿Por qué hay tan poca
resistencia? ¿Por qué toda resistencia se desvanece tan rápido? ¿Por qué ya no
es posible la revolución a pesar del creciente abismo entre ricos y
pobres?" Y se contestaba: "Para explicar esto es necesario una
comprensión adecuada de cómo funcionan hoy el poder y la dominación".
Byung-Chul va a publicar en España -en breve- un texto titulado Psicopolítica y
con ello enmarca la actual dominación política sobre la ciudadanía
que ya anunciara Foucault en La
volonté du savoir, el primer volumen de su Histoire
de la sexualité. El francés rebelde se refería
con el concepto a la práctica de los estados modernos
de "explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y
controlar a la población". Así que la novedad de la reflexión de
Byung-Chul no es tal. Porque su apuesta reflexiva apunta, más que a las
metodologías de dominación, a los efectos de ésta en un contexto en que la
autodominación se ha hecho más patente, más biográfica y perfeccionada sobre los estados de animo. Algo que filósofos y teóricos
de la sociología como Lazzarato o Agamben, ya llevan tiempo desarrollando. Tal
vez la novedad del german-coreano es que se está proyectando como el nuevo
Fukuyama del establishment reflexivo y mediático. Porque en su
reflexión no hay intento alguno de desarrollar una teoría de la
praxis contra el actual estado de cosas. Se limita a diagnosticar, con mayor o
peor fortuna que sus maestros, pero no va más allá. Y con ello se consagra como
una aventador de las basuras que nos inundan pero no como
un facilitador de soluciones, que, aunque difíciles de encontrar
en este contexto de incertidumbres y pasillos negros de la historia, son más necesarias que
nunca. El mismo lo anuncia: "El capitalismo llega a su
plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El
comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución." Ya ven, a poco
que indaguen, descubrirán un nuevo Fukuyama.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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