La moción de censura contra el Gobierno de la presidenta de Navarra se había preparado al detalle durante la segunda semana de marzo de 2014. Todos los grupos, sin excepción, habían coincidido en apoyar su gestión. Si bien es cierto que el PSN había vetado a Bildu por prescripción facultativa de Ferraz. Nadie entendía esa ética sospechosa sobre un partido legal. Pero a ese punto de esquizofrenia se había llegado. Tanto que el escenario político de Navarra era ya un bucle viciado. Así que para llevar adelante la moción de censura y evitar al socialismo navarro el trance de contaminarse con los votos de Bildu, los grupos decidieron que fuera Izquierda-Ezkerra quien liderara la moción y su secretario, José Miguel Nuin, el candidato propuesto. Así quedaron las cosas. Con ello se cumplían los deseos de casi todos los grupos, salvo UPN que, por supuesto, no aceptó la moción y tampoco por ello su presidenta dimitió. El PSN se libraba de Bildu y mantenía intacta su palabra de llevar adelante la moción de censura, aunque fuera apoyando a otro candidato. Ferraz dio el visto bueno y dejó vía libre al PSN. Llegó el día de la votación. La tensión era máxima. Todos los grupos cumplieron el guión. Llegado el turno de Bildu, sus parlamentarios fueron negando, uno por uno, el apoyo a Nuin. Los parlamentarios no daban crédito al escenario que se avecinaba. Barcina se echó las manos a la cabeza. Aquella situación la mantenía como presidenta con el apoyo de Bildu. Su cara se descompuso. Por supuesto, Barcina no solo aceptó los votos de Bildu, sino que siguió siendo presidenta hasta 2015. Aquel carnaval que había comenzado en febrero seguía conjugándose. Pero ya desprovisto de máscaras.
http://www.noticiasdenavarra.com/2014/03/03/opinion/columnistas/a-pie-de-obra/la-trampa-etica
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