Siempre he creído que hoy 1 de enero es un día para
el aburrimiento. Hemos llegado hasta aquí bajo la inflación ilimitada de los
acontecimientos y las fiestas llenas de todo tipo de entretenimiento y
emociones banales. Y hoy, cansados esperamos que el aburrimiento nos
redima. Porque el aburrimiento es "la total suspensión de lo anímico, la
congelación misma del pensamiento, la habitación del cierre del espacio de la
representación". Antonio J. Pradel menciona un hecho cuando menos curioso. “No
hace mucho tiempo un magnífico ejemplar de queso cheddar alcanzó una enorme celebridad a base de pudrirse.
Literalmente, durante los doces meses que enmoheció sobre la estantería de una
granja en Inglaterra, recibió (no es ninguna broma) ¡miles de visitas diarias!
Este queso tuvo mucho más que los famosos «quince minutos de fama». Hubo días
enteros en que decenas de miles de personas podían conectarse con el queso
desde los lugares más remotos del mundo, como si no hubiera nada más importante
que hacer. Un fenómeno, sin duda, intrigante, sobre todo en una época en que
las modalidades de ocio prácticamente no tienen límite. El extraño fenómeno se
debió a la webcam que lo hizo célebre. Cualquier persona del planeta con acceso
a Internet —y sin nada mejor que hacer, claro está— podía verlo en cualquier
momento y, lo que es más importante, en tiempo real”.
Este texto me llevó a otro de Rodrigo Fresán, “La
velocidad e las cosas”, donde este magistral novelista y no menos inquietante
describidor de realidades se refiere a la contemplación y espectacularización de
la muerte descompuesta en fragmentos visuales. “ ya tengo todo listo y
organizado”, me explica la mujer de los espejos. “En mi ataúd hice montar una
pequeña cámara de circuito cerrado con batería para cincuenta años. Del lado
del adentro de la tapa. Sobre mi rostro. Apuntándome. Para que transmitiera día
y noche Medio siglo. Así, la gente va a poder enterarse de cómo voy cambiando. Usted sabe, los muertos no
están muertos. Es decir, inmóviles,
como todo el mundo piensa. Los muertos se mueven, los muertos cambian. Y el proceso de descomposición
es mucho más lento de los que las personas suponen. Así que sin gran esfuerzo y
gratis, usted o cualquiera va a poder suscribirse a mi canal de cable. Canal 0.
Veinticuatro horas al día de programación y me hace feliz imaginármelos a todos
frente al televisor, un whisky en la mano y yo, la muerta viva, en colores y
los chicos comentando que hoy estuve más divertida que ayer”.
Quizás, como dice Pradel, “tanto en el cine como en
el arte, la literatura, o en los nuevos comportamientos en la Red, podemos
encontrar múltiples ejemplos de actitudes y gestos que nos hablan de esta otra
«contrafigura» que encarna la nueva melancolía contemporánea. Se trata, en
resumidas cuentas, de acercarnos al tedio como una de las posibles
formas que le restan aún al pensamiento crítico en estos tiempos de crisis”.
Comentarios
Publicar un comentario