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Politizar el sufrimiento, no privatizarlo



¿Por qué a estos mercachifles del “mindfulness” emocional no se les pide responsabilidad ética y moral lo mismo que se les está pidiendo a los profesionales de la homeopatía? Porque la tienen. ¿Saben por qué? Porque están convirtiendo el sufrimiento individual y social en objeto de negocio. Pero aún más. Han trasladado la responsabilidad de los males y del sufrimiento personal y social al individuo, convirtiéndolo en responsable de sus males y  transfiriendo soluciones privadas ante problemas estructurales. Y políticas. Rovira forma parte del ese ejercito de comunicadores que han despolitizado el sufrimiento banalizándolo y cuantificándolo. Lo ha desvestido de su autentica raíz. El sufrimiento es social y político, o biopolítico que diría Foucault, porque lo que nos pasa no nos pasa por carecer de habilidades personales, o por no tener herramientas internas de gestión, nos pasa porque no tenemos trabajo,  ni seguridad económica,  ni garantías de empleo, ni protecciones por desempleo decentes; nos pasa porque nuestras vidas son precarias, e inseguras. Por eso aquí viven 9 millones de pobres y precarios. Rovira nos dice que aprovechemos esta mierda de vida para convertirla en plataforma de empoderamiento y herramientas para encarar el dolor de manera positiva.  Rovira forma parte de ese lobby e  gestores de la vulnerabilidad y el sufrimiento que participan de la medicalización, la psicologización, la institucionalización y la literatura de autoayuda para despolitizar el conflicto social y personal. Porque la gente no necesita psicólogos, necesita empleo y sindicatos, y volver a la huelga y volver a politizar el conflicto y  protestar y ocupar las calles  ante tanto desaguisado. Solo esa fuerza nos empodera, porque nos recolectiviza abriendo vías de intervención colectiva y no privada.   

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