¿Por qué a estos mercachifles del “mindfulness” emocional no
se les pide responsabilidad ética y moral lo mismo que se les está pidiendo a
los profesionales de la homeopatía? Porque la tienen. ¿Saben por qué? Porque
están convirtiendo el sufrimiento individual y social en objeto de negocio.
Pero aún más. Han trasladado la responsabilidad de los males y del sufrimiento
personal y social al individuo, convirtiéndolo en responsable de sus males y transfiriendo soluciones privadas ante
problemas estructurales. Y políticas. Rovira forma parte del ese ejercito de
comunicadores que han despolitizado el sufrimiento banalizándolo y
cuantificándolo. Lo ha desvestido de su autentica raíz. El sufrimiento es
social y político, o biopolítico que diría Foucault, porque lo que nos pasa no
nos pasa por carecer de habilidades personales, o por no tener herramientas
internas de gestión, nos pasa porque no tenemos trabajo, ni seguridad económica, ni garantías de empleo, ni protecciones por
desempleo decentes; nos pasa porque nuestras vidas son precarias, e inseguras. Por
eso aquí viven 9 millones de pobres y precarios. Rovira nos dice que
aprovechemos esta mierda de vida para convertirla en plataforma de
empoderamiento y herramientas para encarar el dolor de manera positiva. Rovira forma parte de ese lobby e gestores de la vulnerabilidad y el
sufrimiento que participan de la medicalización, la psicologización, la
institucionalización y la literatura de autoayuda para despolitizar el conflicto
social y personal. Porque la gente no necesita psicólogos, necesita empleo y
sindicatos, y volver a la huelga y volver a politizar el conflicto y protestar y ocupar las calles ante tanto desaguisado. Solo esa fuerza nos
empodera, porque nos recolectiviza abriendo vías de intervención colectiva y no
privada.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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