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Trilogía de la guerra



Sabías,  más bien poco de este tipo de aspecto monacal y misterioso. Algunas fotos lo proclaman casi del más allá. Sabías, sí, que era gallego y como tal, siguiendo la pista  del triste tópico, podías encontrar en su maleta múltiples utensilios que podían servir para cualquier cosa. Sabías, sí, que no era de tu generación porque tu eras más antiguo que la Nocilla. Y eso te hacía sospechar. Por aquella estúpida regla de no leer a autores más jóvenes que tu. Pero va y descubres esta portada. Y te atrae. Y te intriga. Y te viene a la memoria otro extraño de la literatura, un tal W.S Sebald. Y descubres en esta  montaña rusa a un tipo que combina múltiples elementos en su escritura. Inquietantes muchas, porque pareciera que escarba en las entrañas de los movimientos tectónicos del paisaje y el paisanaje. No en vano dicen que es físico. Y ello le debe proporcionar un plus de realidad. No se si virtual o analógica. Y no te cansas de apuntar en el cuaderno de notas, de conectarte a Google Earth, de seguirle la pista a sus personajes. Y descubres una obra de altura, inmensa por sus pretensiones, por su coralidad y su ingeniería narrativa. En definitiva, creo que Trilogía de la guerra va más allá de la narrativa para convertirse en un experimento de conexiones diversas que cortocircuitan todos los universos reglados de la ortodoxia.  Mientras lo leía me vino a la memoria una reflexión de Cioran " Un libro solo es fecundo y duradero, si se presta a varias interpretaciones diferentes. Las obras que se pueden definir son esencialmente perecederas. Una obra vive por los malentendidos que suscita" (Cioran, Cuadernos 1957-1972)

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