Un
análisis racional nos dice que el socialismo español se enfangó en la ciénaga
del Ciudadanos, que no pudo o no quiso salir de ella, pero tampoco quiso romper
la cadena que los barones impusieron sobre el referéndum en Cataluña. Eso
bloqueó el pacto con Podemos y el resto de izquierdas periféricas. Pero un
análisis emocional busca culpables en todos los partidos sin excepción. El resultado
es que gana la antipolítica y la antidemocracia, porque la abstención se
avecina llamando a la puerta y la desconfianza en lo política gana adeptos más
allá del populismo. Ambas estrategias son las que presionan en el panorama a
corto plazo generadas por el cansancio, el aburrimiento y la poca lucidez de
los discursos, salvo raras excepciones. Y ese escenario, cansado y aburrido,
hay que levantarlo a pulso en un teatro político en el que las previsiones
-ante las próximas elecciones- no auguran mejores posiciones de negociación
entre aquellos que podrían optar por sacar al país del drama en que vive
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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