Sé que esta idea no es del gusto de todos. Sé incluso, que
algunos la consideraran éticamente
incorrecta. Mas aun, habrá gente que la considere un despropósito. Pero como
dice un tipo de esos que se dedican a pensar, Jon Elster: “por lo general, el
progreso se alcanza por intentar poner en practica aquello que, inicialmente,
parecía una idea descabellada” pues bien, esta idea puede ser descabellada,
pero no inviable. Y yo apuesto por ella. Porque creo que es un órdago para cambiar este modelo de sociedad basado
en la meritocracia en vez de la igualdad. Y no estoy por el comunismo casposo
de viejo cuño.
Esta idea no es nueva. Lleva
algunos años cociéndose en los pucheros de cierta izquierda europea muy poco
ortodoxa. Pero aquí todavía la
izquierda, si es que existe de verdad, no se ha enterado o mira para otro lado.
Se trata de una propuesta sencilla pero atrevida. La Renta Básica, que no tiene
nada que ver con esa mísera aportación llena de inconvenientes que se
proporciona desde los Servicios Sociales
por parte de una funcionaria que te mira hasta las entretelas de tu vida, va mas allá. Se trata de un sueldo
proporcionado por el Estado, o Comunidad a toda
persona de pleno derecho al margen de que quiera trabajar o no, sea rica
o pobre o como y con quien conviva. Ya sé que es una provocación. Pero de eso
se trata. Y no de provocar por provocar sino de dejarse atrapar por el reto
social que tal propuesta conlleva. Porque en el fondo se trata de buscar
propuestas para superar esta sociedad satisfecha pero cada vez, mas
fragmentada.
Esta idea se basa en el ideario
republicano y revolucionario de la existencia. Según esto, uno tiene derecho a
una renta por el hecho de existir y no para existir. Y es que la capacidad de
producción de una sociedad es el resultado de la suma de todo el saber
acumulado y puesto en marcha por todas las generaciones anteriores. Y los
frutos de ese patrimonio común deben revertir en toda la ciudadanía por igual.
La formula podría ser la renta básica incondicional. Con la puesta en marcha de
una renta de, por ejemplo, 70.000 pts
mensuales para todo el que quisiera acogerse a ellas, se lograrían, entre otras
cosas: Superar el fraude en el cobro de
determinadas pensiones, acabar con las “trampas” que genera la pobreza y el
desempleo, acabar con el control sobre
las vidas privadas para conceder prestaciones sociales, ahorrar en costes administrativos destinados a decidir
quien cobra y quien no cobra subsidios o el
aumento de los salarios precarizados. Esto se paga redistribuyendo el
gasto publico con una combinación de nuevos impuestos sobre quien más gana.
Sencillo pero provocador. Eso sí, todo pasa por cambiar de sistema. ¿ está la
izquierda dispuesta a sumir el riesgo?
Posdata: Este artículo se publicó en 2001, cuando el euro todavía no nos había encarecido la vida. La idea que lo guía es la misma que hoy, solo que hay mucha más gente convencida de ella.
Posdata: Este artículo se publicó en 2001, cuando el euro todavía no nos había encarecido la vida. La idea que lo guía es la misma que hoy, solo que hay mucha más gente convencida de ella.
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