Hay quien dice que a su abuelo no lo mató por decisión facultativa una banda criminal llamada Franco y Asociados, sino porque estaba al otro lado de la acera. Aceptar la carnicería de Asociados sería admitir el holocausto franquista. Pero convenir que su abuelo fue ejecutado porque estaba en la acera equivocada es reconocer que la Guerra Civil fue un enfrentamiento político. Y eso, dicho así, significa explicar esa matanza por causas partidistas o venganzas personales. Pero aquello fue más grave. Franco y Asociados aplicaron con racionalidad sistemática su barbarie. A partir de 1936 se produjo en España una violencia burocratizada cuyo objetivo fue acabar con una parte de la sociedad. Y eso es lo que Paul Preston, en su libro El Holocausto español, trata de demostrar.
Recientemente, Netanyahu, primer ministro israelí, ha
dicho que Hitler no quería exterminar a los judíos, que fue el mutfí de
Jerusalén Haj Amín al Huseini, el que le convenció en Berlín con este
argumento: “Si expulsa a los judíos,
todos ellos vendrán a Palestina”. -“Entonces ¿qué debo hacer con ellos? , le
dijo Hitler al mutfí (según Netanyahu) - “Quemarlos”, le respondió el dirigente palestino. Pareciera que Netanyahu no solo quiere
rehabilitar a Hitler, sino banalizar el exterminio.
Entre
nosotros Pío Moa viene a ser para la Guerra Civil española, lo que el negacionista Netanyahu al Holocausto nazi. El otro día el senador del PP José Joaquín Peñarrubia
pidió que no se dé más la murga porque
"ya no hay fosas por abrir". Un pensamiento similar al de Netanyahu.
Incluso a Miguel Sanz, hablar de la Guerra Civil le amargaba el cruasán de
la mañana. Son los negacionistas del Holocausto español.
Gentes de olvido fácil e interesado que legitiman esta “democracia” sobre la
ficción de aquella escabechina. Así nos va. Para los fusilados de Valcaldera
http://www.noticiasdenavarra.com/2015/10/26/opinion/columnistas/a-pie-de-obra/negacionismo
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