Este hombre lleva escrita una bendición en su rostro mancillado por la vida. Es Leonard Cohen, un judío que escribe como el demonio pero canta como los ángeles. Aunque ahora, con la edad, solo susurre sonidos que rascan la garganta como un trago largo de bourbon de garrafón. El Partisano sigue siendo una canción de guerra, un canto a la esperanza, una pieza de artillería encasquillada en el alma. Escuchas esta canción una y otra vez y llegas a la conclusión que después de una larga intimidad con la duda, sientes una particular fuerza llena de orgullo.
Este hombre lleva escrita una bendición en su rostro mancillado por la vida. Es Leonard Cohen, un judío que escribe como el demonio pero canta como los ángeles. Aunque ahora, con la edad, solo susurre sonidos que rascan la garganta como un trago largo de bourbon de garrafón. El Partisano sigue siendo una canción de guerra, un canto a la esperanza, una pieza de artillería encasquillada en el alma. Escuchas esta canción una y otra vez y llegas a la conclusión que después de una larga intimidad con la duda, sientes una particular fuerza llena de orgullo.
lo he visto hoy por primera vez, y la musica de Cohen me ha hecho sentir acompañada, gracias por compartir.
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