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Enredar


Ganas de enredar. Para remover el estiércol, el lodazal rentable. Para que vuelva a oler, para sacar dividendo, para confundir, marear, enmarañar la vida, de por sí crujida por tanta ciénaga enquistada. UPN le pedía el otro día a la portavoz del Gobierno, Ana Ollo,  más entusiasmo por la detención de la cúpula de ETA.  Se  extrañaba UPN,  que la portavoz no tocara arrebato las campanas de Palacio. Como si esas detenciones, activadas electoralmente,  se la trajeran al pairo. Ollo tenía que haberse encomendado a San Fermín y  brindar con patxarán “la Navarra” por la Guardia Civil.  Pero no. No  se comportó como una navarra de pro.  Los regionalistas se preguntan por qué calla Ollo cuando a la gente normal lo que le preocupa es llegar sano y salvo a fin de mes.
Y para revolver más. Otro colega de UPN, el ministro del Interior, un tal Fernández Díaz,   comparó el otro día  la lucha por pillar cacho y foto en el  ayuntamiento de Barcelona, con la guerra de banderas en los tiempos de plomo. Y no se cortó. Se le fue la sinhueso, muy desengrasada ya,   y mezcló  ETA, las banderas, las pensiones y el independentismo.  Y lo argamasó todo en un discurso patológico y apestoso. Ganas de volver al pecado original, a ese del que muchos todavía comen caliente cada día.

Igual servidor no puede garantizar  sensatez al cien por cien, pero algunos políticos demuestran tener un doble fondo moral solo a la altura de la bragueta. Y a veces, ni eso. Acaso UPN celebró el encarcelamiento de Barcenas, de Fabra, la imputación de la Infanta, los juicios de la trama Gürtel, el caso Bankia, el caso CAN y otros muchos hechos que han puesto en evidencia el lodazal en que vivimos. Yo no digo que echemos “cuetes”; pero joder, un poco de cordura. Para no seguir engordando la mentira que encarnamos.

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