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La mano armada

Foto: Claudio Álvarez



Espero que Juanjo Millás no me robe esta foto para ser comentada en su sarcástica sección de El País Semanal. Si es así, no pasa nada. Habremos convenido, sin conocernos, que ese dedo acusador, a modo de colt "King Cobra"  es como un disparo a traición en plena nuca del prócer en decadencia del PP. Ese escorzo en el que la mano armada de Aznar domina la escena ahonda en la soledad de un Rajoy harto de soportar sus propias mentiras. Rajoy huye del escenario sin haber estado en él. Como es habitual. Rajoy mira para otro lado, hacia abajo, hacia la deriva de sus actos. Aznar le persigue, con esa expresión de mono de feria desatado tras años de cautiverio. Aznar pareciera decirle, ¿qué haces tu para evitar esta decadencia, para no poner orden en este país en bancarrota? A lo que acto seguido le espeta: "Cada uno responde de sus actos. Yo de los míos" (Aznar en la convención nacional del PP ). 
Miedo. Eso es lo que da esta fotografía. Mucho más que risa. El canciller alemán Konrad Adenauer  (1876-1967) llegó a decir: "Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, salvo la lengua". No conoció a Aznar, cuya mano armada no se cansa de dar órdenes y contraórdenes. No se cansa de ir y volver para recordar a los suyos la necesidad de su  patológico ego.  Y es que Aznar tuvo un buen maestro en esto de la política ya que él está convencido de que "El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio... Si puedes simular eso, está hecho" (Marx, pero Groucho) 
 

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