Al
otro lado del estrecho ya olía a primavera. En Tarifa, en algunas terrazas del
Paseo Marítimo, se servían boquerones fritos y el viento de Levante llevaba
hasta las costas de Africa un olor a fritanga que excitaba a los descendientes
de los primeros esclavos que atravesaron
el Atlántico. Koutiala Bani había nacido en Freetown, capital de Sierra Leona,
en un suburbio infectado de traficantes de marfil y prostitutas con Sida. Era
el mayor de cinco hermanos que habían visto decapitar a su padre por un mocoso
de trece años que vomitaba heroína adulterada sobre los cadáveres que
coleccionaba, como muestra de hombría, durante la guerra civil que asoló al
país durante 1991.
Bani nunca llegó. Murió antes de llegar a la playa de Los
Lances, en Tarifa, junto a otros 18 africanos que buscaban el paraíso terrenal
que Ngewo, el creador del universo Mende, prometía a sus creyentes. Su madre no
sabe nada, pero Bani no volverá nunca para vengar la memoria de su padre.
Mientras, en Tarifa las terrazas se llenan de surferos bronceados que saborean
daiquiris y tapas de jamón de pata negra. Y Aznar se prepara para embarcarse en
un nuevo velero vacacional. Pero antes ha encargado un plan para blindar a
Europa contra la inmigración ilegal. Desde 1991, más de 20.000 civiles han
muerto en Sierra Leona torturados por bandas rivales con intereses en Europa y
América. Bani nació en un país vendido a la guerra y a la crueldad. Era un sinpapeles,
un infeliz que sólo quería volver a ver a su madre. Y la infelicidad no tiene
sitio en el universo de las leyes.
Posdata: este artículo se publicó en marzo de 2003, en Diario de Noticias de Navarra. Salvo Aznar, todos los personajes y acontecimientos son recientes. Parece que fue ayer. La Tierra Prometida sigue siendo eso, una promesa envenenada para miles de inmigrantes en busca de un futuro cerrado a cal y canto. La semana pasada murieron en las aguas de ese mar azul, de luz y de muerte, no menos de 60 personas. Muchas no aparecen en la prensa. Ni aparecerán. Es lo que pasa cuando la noche engulle cuerpos desconocidos.
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