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Con la emoción no basta


En "cadáver a la intemperie" de Pedro García Olivo, editado por Logofobia, se puede encontrar una respuesta, mejor dicho, múltiples respuestas a las dudas que, a diario nos sacude la contemplación de la realidad. Estos días siento, posiblemente usted, lector o lectora, también lo presienta, un eco que anuncia cambios a medio y largo plazo. Entre abdicaciones, demandas de consultas varias, deseos de independencia, avances por la izquierda posible y retrocesos por la derecha inclemente y bastarda;  la gente a pie de obra ha salido a la calle en busca, no solo del verano que ya calienta las seseras, sino de una vía de escape hacia las autonomías sociales y personales que se anuncian, que se presienten. Hacia los cambios de escenarios, de caras, de gentes, tal vez de maneras. Siento que en ello  juegan fuerte las emociones, capaces de movilizar cadenas que se multiplican como resortes imposibles de secuestrar. Y siento que es preciso teorizar, sistematizar, racionalizar las múltiples respuestas, escenarios y posibilidades que a diario se presentan y lo que esas emociones  significan y el peso que tienen en los procesos sociales.  Si todo ello queda en la mera expresión simbólica de las presencias, en la toma de la calle, en la expresión emocionada del encuentro con los iguales que se descubren,  o en la reconquista de espacios vetados; no habremos avanzado en la conquista de la posible democracia hoy secuestrada. 

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