Ir al contenido principal

Rajoy: el mayor escapista de la historia

Harri Houdini, (Budapest 1874-Detroit, 1926) durante una actuación de escapismo



Se llama Rajoy. Ustedes  lo conocen de sobra. Insistir sobre él y sus obras, mayores y menores, resulta asfixiante, devastador para el sentido común y para la capacidad de  regeneración de este estado de podredumbre generalizada  en que el PP ha convertido el reino de España. 
Harry Houndini, un húngaro nacido en 1874 y emigrado a EE.UU, fue según Arthur Conan Doyle, el mayor médium físico de los tiempos modernos. Según este autor, Houndini fue un personaje curioso y enigmático. Doctorow dijo de él que “era como si con su ser y su porte expresara: Yo soy quien soy. Soy el más grande”.
Houndini fue un escapista, un mago, un farsante, un fuera de serie dotado de una sobredosis de fuerza, energía y capacidad de trascender la realidad convirtiéndola en un acto de magia. Quiso ser escritor, pero su mayor pericia, era el engaño, el légitimo (la magia) como el ilegítimo (el crimen).
Rajoy se parece a este personaje de quien la editorial Capitán Swing ha recuperado “Harri Houdini: Cómo hacer bien el mal”. Pero  hay una diferencia fundamental. Los ilusionistas como Houdini engañan al público, Rajoy también, pero aquellos solo durante un rato, durante la representación del espectáculo, concluido éste, cuando el telón cae, nos descubrimos cómo el mago ha ejecutado el trance de hacer aparecer un fantasma. Pero el ilusionista jamás afirmará que existen los fantasmas. Rajoy nos engaña como los ilusionistas pero afirma, sin ningún pudor alguno que no solo ha hecho desaparecer al fantasma, sino que los fantasmas existen.
El arte del ilusionista es presentar la irritada realidad como una fascinante imposibilidad. Rajoy nos presenta la realidad como una posibilidad sin vuelta atrás. Sus trucos pretenden hacer del escapismo el arte de la sumisión. Solo que sin arte. 

 http://www.capitanswinglibros.com/catalogo.php/como-hacer-bien-el-mal

Comentarios

Entradas populares de este blog

Miquel Marti i Pol

Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán.  Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por   su dramática   soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana.   Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...

Minuto

No podré votar por Yala Nafarroa con Palestina para que lance el txupinazo y el cielo se avergüence. Así que dejaré aquí mi voto. Creo que el resto de propuestas tienen tiempo de lanzarlo. El año que viene, si viene, o el que sea. Sin embargo Gaza no puede esperar. Aun con nueva tregua trampa. Que Yala lance el txupinazo será un acto simbólico de gran impacto internacional. Y será, como no podría ser de otra manera ,un acto político. Claro, como tantos gestos diarios revestidos de inocencia viciada. Porque no se puede pasar de puntillas, ni ser equidistante, ante esta masacre gazatí. Porque hasta el silencio miedoso y colaboracionista que inunda el mundo, también es político. ¿Te suena de algo Melody? Pero además, Yala no es una candidatura personal, cuestión que deberíamos revisar en favor de lanzaderas colectivas si reclamamos fiestas fusionadas e inclusivas. Yala, agrupa a 225 colectivos sociales y ONGs frente al genocidio y ocupación palestina. Y llevan años. Pero Yala ...

El viejo pino

El viejo pino no aguantó la embestida de un viento sin piedad, un viento enloquecido, como una llamada de teléfono de desamor. Dicen que cayó a cámara lenta, como queriendo agarrarse al último suspiro de sus resecas raíces. El viejo pino tenía más de cien veranos y había sido testigo de noches de amor y de todas las lunas, de tormentas, granizos, vientos cierzos y “castellanos” y también de alguna guerra aún sin cicatrizar. Fue refugio de cientos de nidos y testigo mudo de miles de vuelos que los cernícalos convertían en piruetas de amor y de muerte. Cada año, llegado septiembre, cuando la luz desciende sobre los pimientos recién asados, el pino crecía varios milímetros. Lo hacía, dicen, para oír mejor el repique de campanas que anunciaban una procesión desde tiempo inmemorial. Y también dicen, quien lo ha visto crecer, que en algunas noches recargadas de estrellas, se podía oía su respiración que sonaba como un gemido. Entonces, algunas gentes se arrimaban a su tronco para encontrars...