Joan
Rossell no solo es el vocero de los empresarios, es la voz del populismo más
bastardo. Rossell, el presidente de la patronal empresarial, se suelta la sin hueso, porque tiene los vientos de su parte. Es lógico. Su inmensa bocaza se abre solo para dar empujones a los obreros, a los
funcionarios y al sistema de protección social. Este tipo sabe jugar duro. Sabe
que tiene todo de su parte. Porque diga lo que diga, nadie le va a parar la
boca, ni los pies. Su ego, bastardo donde los haya, se crece en medio de la
precariedad, de la pobreza, del desempleo humillante. A los funcionarios les acusa de gastar folios y teléfono. Pero le encantaría prescindir de ellos y sustituirlos por contrataciones de día a día a cargo de ETTs. Y así, les
recomienda subsidio por vena, en vez de servicio público. Eso sí, le encanta, como a todos los que
tienen el ego encogido por la desidia de su personalidad, hacer saltar los
plomos de la actualidad. A Rossell, le va la marcha. Pero hasta cierto punto. No
se le ocurre comentar, si quiera comentar, algo de las inmensas tropelías que sus socios empresarios comenten a diario
blindados con la Reforma Laboral. O de cómo los empresarios financiaron, y
financian al PP de manera ilegal. No. Solo se le ocurre dudar de una de las
herramientas estadísticas de más aceptación y reconocimiento empírico puestas
en marcha hace tiempo. La EPA. A este tipo le suena raro que haya seis millones
de parados, lo deja en cinco. Vale chaval. Lo que tu digas. Podías ser así de
chismoso, de pajolero, de toca huevos, con las cifras de la corrupción, del
fraude fiscal, de la evasión de impuestos por parte de tus asociados o de de la amnistía fiscal que, al parecer, no te
mueve el músculo de vergüenza. Ni te calienta la boca.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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