Curzio Malaparte (Prato 1898-Roma 1957) |
Empecé por Kaputt y me provocó un extraño goce. La guerra, el miedo, la violencia, la muerte, todo se hizo carne, todo sonaba como un arpa en medio de una noche polar. Un frío atronador conmocionaba las frases, una tras otra. Y en medio, la lírica onírica de un poderoso narrador, resonaba entre la tormenta de frases que quisiera guardar para siempre. Y después vino La Piel. Y no era más de lo mismo, como le han acusado. No. Era una prolongación necesaria de la violencia de un tiempo pasado, pero actual. El fascismo, la guerra y la sumisión, la degradación, lo que perdemos cuando perdemos y lo que somos capaces de perder por no perdernos a nosotros mismos. Lo que somos capaces, en definitiva, de hacer para seguir viviendo. A cualquier coste. Descubrí a Curzio Malaparte con estas monumentales obras. Pero nada mejor que la biografía de Maurizio Serra (Malaparte, vidas y leyendas) Tusquets, 2012, para adentrarnos en las blindadas entrañas de este personaje. ¿Un fascista? Quizá. No lo negó, pero tampoco selló compromiso alguno con ellos. Con los fascistas que le auparon. Con Mussolini. Y ya ven, al final de su vida, coqueteo con el comunismo chino.
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