Aquel intento de golpe de Estado, del cual alguna vez habría que saber hasta qué punto fue una trampa mortal para la democracia y la bastarda Transición incompleta, dejó rastros, dejó un inmenso reguero de perversión en su recuerdo. No sé si de verdad se abortó o se perpetuó sutilmente en el tiempo. Como las dictaduras latinoamericanas pero en versión casposa. Solo sé que hoy, a años luz de aquella noche, tan lejana y cercana a la vez, el golpe fue efectivo. Efectivo para el devenir inmerecido de una ciudadanía secuestrada. La casta del poder real, la banca, la monarquía y la cúpula policial y militar, como siempre, y sin tentación alguna de leninismo teórico, imponen su ordeno y mando sin pudor. La democracia firmó su acta de defunción antes de nacer en España. Lo demás son cuentos de Calleja. Malas artes para conspirar en medio de tanta barra libre. Aquel 23F no tiene nada que ocultar ante este 23F. Tejero se llama Urdangarin, pero también podía ser Joan Rosell, Milans del Bosch, podía ser Barcenas y Rajoy podría encarnarse en el general Juste. Que más da. Aquel golpe irresuelto bien podría ser la metástasis de este reino de España corrompido por tanto fascista económico blindado ante una corrupción democráticamente amable.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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