Escaleras de Selarón (Río de Janeiro, 15.01.12) |
Conocí a Selarón por circunstancias familiares que me llevaron a Río de Janeiro a finales de 2012. Era un tipo duro, de facciones afiladas, como su humor, curioso, excéntrico, por aquello de que no estaba en centro, pero era el centro de todas las miradas de las escaleras que él mismo decoró y que son uno de los destinos turísticos de Río. Vanidoso, sí, y con un ego que se desparramaba por las escaleras del barrio de Lapa, dónde fue encontrado muerto el pasado jueves día 9 de enero. Esas escaleras, llamadas y conocidas como de Selarón, eran su particular Parque Güel. Jorge Selarón era chileno, pero le oías hablar y podía ser argentino, uruguayo, brasileiro o una mezcla de los tres países y más. Porque decía sentirse universal sin aceptar más universo que su propia creación. No había más universo que sus escaleras, por donde subía, bajaba, bebía, reía, dormía y hasta, quizás, rezara.
Selarón ha aparecido muerto en extrañas circunstancias. Su cuerpo apareció en las escaleras casi carbonizado. Se habla de suicidio. Quien sabe. Se investiga el caso.
Cuando le conocí, intuí que aquel hombre, que me recordaba a Man, el alemán que murió de pena en la Costa da Morte tras el asalto del Prestige a su chabola en la localidad gallega de Camelle, tenía una cita pendiente. Como todos. Pero aquel barrio era duro, y sigue siendo, imagino, muy duro. Aunque hoy sea lo más visitado, junto a Copacabana, por la gente más joven de la ciudad y por los turistas ávidos de una marcha brutal.
Quizás Selarón se merecía un final más acorde con su pasión por el color, por ese rojo inmenso con el que, en ocasiones se funde el cielo de Río y sus escaleras más famosas, las de Selarón. Un nombre ya para la historia de la ciudad de los mil sonidos.
No conocía a Selarón, gracias por este precioso artículo.
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