451 páginas llenas de dolor, de violencia y de amor, de abusos, de violaciones y de golpes que suenan huecos y rotundos contra una mejilla de once años, de once años, joder, puto cabronazo, 451 páginas que te devoran en medio de un río de lágrimas, páginas sin concesión de una autora que narra su vida, su perra vida en Carolina de Sur durante una adolescencia que desprende una luz brutal.
Todo ello ocurre entre casas con porches, whiskies de garrafón, cervezas y tés fríos, jardines sin yerba, talleres de coches viejos, ruedas quemadas, música country y góspel, familias largas como una noche en vela e infancias arrancadas de la vida. Todo pasa en los años cincuenta del pasado siglo en esa América dura, racista y sin piedad. 451 páginas que te revuelven las tripas pero también te arman de esperanza pues sabes que ella, esa cría de once años te habla después, mucho tiempo después tras haber bebido ese tiempo negro. Y lo hace como una resistente sin concesión alguna al romanticismo merengue de ciertas literaturas. Con compasión y una prosa prodigiosa. Léanla si han olvidado lo que es una adicción.
Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos, y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de
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