Entre estos dos libros suman 1879 páginas que pesan y pesan hasta agotarte, hasta dejarte molido tras un ejercicio de lectura desmedida y desmesura. Porque después de leer esto, lo que ocurre dentro de esas 1897 páginas, no te lo puedes quitar de la cabeza. Y solo deseas, cuando los acabas, salir corriendo en busca de los lugares por lo que tu cabeza ha deambulado día y noche: México, Nicaragua, Estados Unidos, Francia, España, Austria, Israel, África. Volar a Sonora,en México, a sus carreteras polvorientas en busca de los personajes, de esos detectives salvajes -poetas «desperados» y traficantes ocasionales-, Arturo Belano y Ulises Lima, enigmáticos protagonistas de un thriller feroz y brutal donde hay de todo: asesinatos, muertes feroces y amores en fuga.
De 2666 decir es un libro brutal. Aunque el adjetivo depende del usuario. Solo decir que Roberto Bolaño lo escribió en estado de gracia y que poco después murió. Rodrigo Fresán, quien le conoció, ha dicho que cuando la realidad comienza a parecerse demasiado a tus fantasmas, llega el momento de partir.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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