Cuando la policía guay, esa que ha renovado su estética y puesta en escena, va de artista por la vida pasa esto. Que uno ve esta exposición (se celebró del 6 al 18 de junio en Palacio Condestablede Pamplona) y pareciera que detrás hay un intento reivindicativo del Estado penal y sus dispositivos securitarios.
Cuando la policía cree que su trabajo -que pareciera que no es otro que el control social punitivo-, es arte y alguien lo acaba convirtiendo en una exposición fotográfica, como si de Salgado se tratara, algo muy grave está ocurriendo en nuestras cabezas. O en las cabezas de los responsables de Interior, policías y de quienes dan el permiso para que esto funcione como un evento plástico. Y más aún, cuando esto se expone como si fuera un bodegón policial que se exhibe como fogonazos propios de hazañas bélicas, solo cabe esperar que las víctimas de estas fotos no hayan perdido su presunción de inocencia. No sé, pensaba que la seguridad ciudadana tenía en su genética el reclamo de los derechos ciudadanos. Pero no, resulta que a través de estas fotografías, nos damos cuenta que la presencia de la policía acaba devolviendo a cada uno a su lugar social proporcionándonos el sucedáneo de la seguridad. Eso sí, con toques artísticos.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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