Últimamente tengo problemas con la conjugación de los tiempos verbales. De tanto vivir el presente por prescripción facultativa, se me está olvidando el pasado y no digamos ya el futuro. Casi no lo uso. El otro día me dijeron que entrara en la página de la Institución Futuro, que ahí podían echarme una mano. Que esa gente lo maneja bien, el perfecto y el imperfecto. De hecho, de eso viven. Así que entré y nada más entrar leí que era una entidad privada en forma de think tank, (antes se decía grupo de presión) “que promueve un mejor futuro para la sociedad navarra”. Seguí leyendo por si tropezaba con alguna pista más pero me encontré con que Isabel Díaz Ayuso, la Emperatriz de las Terrazas, venía a Pamplona para reinventar el futuro. Así que me fui al Hotel Tres Reyes. Joder, allí no estaba el futuro, allí estaba todo el pasado foral. Y además el imperfecto: Del Burgo, Adanarero, Sayas, Ana Beltrán, Salanueva, Aracama, Maya y muchas más caras del viejo régimen. También estaba el socialista Lizarbe, que ap0rtaba una patética cuota de transversalidad al evento. Recordó Ayuso que este año se cumple el 40º aniversario del régimen foral. Aquello sonaba a pasado irredento así que se pasó al presente: “el gasto público se ha ido de madre, abogo por la austeridad y apretarnos el cinturón”. Me acordé entonces de su hermano, el comisionista que se levantó casi 300.000 euros traficando con mascarillas para asegurarse el futuro. Y luego ya sí, se vino arriba con la grada eufórica: “el capital es libre y se irá donde se sienta bien tratado” . Toma futuro. A esa hora miles, de empleadas de hogar sin libertad de elección esperaban ser bien tratadas. Aunque solo fuera para cobrar el paro cuando muchos de los asistentes a esta fiesta del neoliberalismo salvaje las despiden sin contemplaciones.
Ya en casa, me puse “No Future”, de los Sex Pistols. Para digerir todo aquello.
A pie de obra 11 de abril 2022
Foto: Iñigo Alzugaray
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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