A la misma hora en que Dieguito moría, yo estaba enfrascado en la vida de Facundo Cabral, nacido argentino y asesinado en Ciudad de Guatemala en 2011 confundido con un narco. A esa hora leía a Leila Guerriero, argentina, periodista de raza y residente más al sur de la casa Tigre, donde Dieguito moría. Y Leila, argentina que escribe con desesperación y alevosía pone en boca de Cabral una frase que él pronunció y que se me antojó como un epitafio para Dieguito: “No quería vivir. Despertarme era una tortura. Me parecía que la vida iba a ser así siempre. Pero la vida fue otra cosa”.
Me gusta el futbol lo justo. A lo más un partido de tirón en la tele al año. He estado en el Sadar una vez. 1985, Osasuna-Glasgow Rangers. Ganaron los rojillos (2-0), así que la muerte de Maradona no me envilece ni me emociona más de la cuenta. Sin embargo no soy inmune a la trascendencia de los mitos. Dice Jorge Valdano, refiriéndose a D10S que: “ fue el fatal recorrido desde su condición de humano al de mito, el que lo dividió en dos, por un lado Diego, por el otro Maradona”
Maradona será enterrado con honores de jefe de Estado, como Gardel, Evita y Perón. A esta misma hora, miles de argentinos y argentinas enloquecen frente a su féretro. Para vaciarse de su depresión colectiva. Para encontrar ese milagro, por lo menos una vez en la vida, de caer hacia arriba. Como los balones que Dieguito chutaba al cielo y los esperaba abajo haciendo malabares. Maradona se ha ido como un ser mesiánico. Porque mientras el mundo sufre el rencor de la pandemia, él se ha muerto. Y eso casi paraliza al mundo.
Y quiso morir el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género. Como si quisiera irse recordando que en 2014 fue acusado su ex pareja Rocío Oliva de malos tratos hacia ella. Y también en 2019 acusado en firme por su ex pareja Claudia Villafañe. De lo mismo. No haré leña del árbol. Los mitos pueden soportar mil temporadas en el infierno sin inmutarse, pero irte por la puerta grande, aunque te llames Maradona , no puede ser un pasaporte a la eternidad sin fugas. Porque lo importante, pese a todo, es encender las luces, porque en la oscuridad, todas las sombras, son eso, sombras. Y porque, como dice esa amiga argentina que escribe con el oído de un afinador: “ la memoria no puede ser una maquina de repartir injusticia. Buen viaje Dieguito.
Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán. Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por su dramática soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana. Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...
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