En las fotos de Clemente Bernad no hay rentistas del heroísmo, ni heroínas, ni salas de urgencias convertidas en el paroxismo de la compasión, ni aplausos, ni balcones, ni ventanas abiertas a la melancolía, ni trompetas al silencio, ni epitafios en medio de un circo, ni gentes que enciendan su solidaridad banal, tampoco eslóganes, ni siquiera un pararrayos contra la melancolía. En las fotos de CB solo hay un desafío a la teoría de la gravedad normativizada del confinamiento. Como instantáneas descuartizadas por una pandemia que bien pudieran servir para ilustrar todas las novelas cienciaficcionistas de J.G. Ballard, desde “El mundo sumergido” a “El mundo de cristal”. Esta es la mirada de un errante en la ciudad donde se hunden las aguas de su tristeza, donde el tiempo pareciera prohibido y que como H. Lawrence parece decirnos: no importa cuantos cielos hayan caído pues tenemos que vivir. Y escuchar aquí las voces de los vivos como si fueran las de los muertos. Esos muertos que lo son por obra y gracia de un virus, que sí, pero también por la destrucción salvaje de un sistema de salud público en manos de sus mayores profanadores. Y es que en Madrid pareciera que la velocidad de las cosas se haya suspendido. Y CB nos hace ver eso como desviendo. Porque hay vivir con lo puesto; que son unos guantes como la sonrisa de una momia, unas zapatillas abandonadas que parecieran exhumar el recuerdo de su dueño huyendo del abismo, un colchón en medio un campo de promesas desiguales, un mendigo olvidado retorciéndose sobre el suelo como un murciélago mutilado o un cielo que se nos ofrece como la única salida de emergencia del momento. Mirar ese cielo lleno de aves sin trinos es casi como entonar ese salmo que dice que cuando no se puede salvar el alma, al menos intenta salvar tu nombre. Eso es quizás Madrid. Una instantánea donde no se puede escamotear el sufrimiento, pero también esa ciudad donde el rastro de la amabilidad ajena flota entre las paredes solitarias. Búsquenlas aquí: https://www.museoreinasofia.es/exposiciones/clemente-bernad
En las fotos de Clemente Bernad no hay rentistas del heroísmo, ni heroínas, ni salas de urgencias convertidas en el paroxismo de la compasión, ni aplausos, ni balcones, ni ventanas abiertas a la melancolía, ni trompetas al silencio, ni epitafios en medio de un circo, ni gentes que enciendan su solidaridad banal, tampoco eslóganes, ni siquiera un pararrayos contra la melancolía. En las fotos de CB solo hay un desafío a la teoría de la gravedad normativizada del confinamiento. Como instantáneas descuartizadas por una pandemia que bien pudieran servir para ilustrar todas las novelas cienciaficcionistas de J.G. Ballard, desde “El mundo sumergido” a “El mundo de cristal”. Esta es la mirada de un errante en la ciudad donde se hunden las aguas de su tristeza, donde el tiempo pareciera prohibido y que como H. Lawrence parece decirnos: no importa cuantos cielos hayan caído pues tenemos que vivir. Y escuchar aquí las voces de los vivos como si fueran las de los muertos. Esos muertos que lo son por obra y gracia de un virus, que sí, pero también por la destrucción salvaje de un sistema de salud público en manos de sus mayores profanadores. Y es que en Madrid pareciera que la velocidad de las cosas se haya suspendido. Y CB nos hace ver eso como desviendo. Porque hay vivir con lo puesto; que son unos guantes como la sonrisa de una momia, unas zapatillas abandonadas que parecieran exhumar el recuerdo de su dueño huyendo del abismo, un colchón en medio un campo de promesas desiguales, un mendigo olvidado retorciéndose sobre el suelo como un murciélago mutilado o un cielo que se nos ofrece como la única salida de emergencia del momento. Mirar ese cielo lleno de aves sin trinos es casi como entonar ese salmo que dice que cuando no se puede salvar el alma, al menos intenta salvar tu nombre. Eso es quizás Madrid. Una instantánea donde no se puede escamotear el sufrimiento, pero también esa ciudad donde el rastro de la amabilidad ajena flota entre las paredes solitarias. Búsquenlas aquí: https://www.museoreinasofia.es/exposiciones/clemente-bernad
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