Foto: Paolo Pellegrin. Magnum |
Pasan cosas. Demasiadas. Pero
pareciera que nada nuevo está a punto de ocurrir. Hay días en que me da por
pensar que estamos viviendo de prestado; si no, no me explico por qué estamos
tan postrados. Quizás por eso el pasado miércoles me fui a la Filmoteca de
Navarra para ver un documental de esos llamados militantes. De pronto, un par de tipos llegados de Gaza me
revelaron que la vida es plácidamente insoportable. Una mujer palestina
histerizada por el dolor de la muerte de su hija parapléjica por un dron
israelí, unos pescadores enloquecidos tras el bostezo asesino de un misil que
mató a cuatro hijos mientras jugaban con las olas del mar de Gaza, un crío
palestino de apenas dos años asesinado por soldados judíos que iban de cacería,
otro niño reventado por un M16 mientras juega y de cuya inocencia solo quedan
veintiún gramos, el peso del alma al morir. Ese niño lloraba y lloraba hasta cavar con cada lágrima su
propia sepultura. Y así hasta completar sesenta minutos de tensión doliente como
el llanto de un demonio. Sesenta minutos para comprobar como un gobierno, el
israelí, ha convertido el crimen en su mayor valor.
El documental Gas the Arabs, de Julio Fernández Campo y Carles Bover, narra la
última agresión israelí de 2014 y la posguerra silenciada en Gaza y
Cisjordania. Un conflicto que no es entre dos bandos, sino entre un ejército y
dos millones de personas encerradas en una ratonera de 360 kilómetros cuadrados
a merced de soldados, francotiradores y colonos narcotizados por un odio histórico.
Al acabar la proyección se hizo un
silencio espeso e inquietante. Aquellos cadáveres nos dejaron pegados a nuestra
comodidad. Y quisimos salir corriendo en busca de aire para enjuagar aquel
puñado de lágrimas. Y es que este documental tenso e inmenso muestra la muerte,
que allí no pasa de moda, el dolor y el bombardeo de niños, mujeres y hombres ante
la más absoluta indiferencia internacional. No sé si escribir esto sirve de
algo. Pero si una columna periodística puede ser tu salvavidas diario, me apunto.
Artículo publicado en Noticias de Navarra el9 de septiembre de 2019
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