Foto: Clemente Bernad Cuarenta y cuatro años, 44, para que un dictador encuentre, si no el lugar que se merece, el menos indecente y vergonzante para con la historia. Miles y miles de asesinados por obra y gracia de este carnicero en serie siguen sin encontrar ese lugar digno que se llama cementerio, tierra, fosa, tumba, ceniza, polvo. Porque miles de ellos y ellas siguen sin ser encontrados. Si la derecha más fascista clama al cielo por ver salir del Valle de los Caídos al gran carnicero de la historia de una España todavía afila cuchillos, imagínense a miles y miles de familias clamando al cielo y al infierno, no porque los suyos salgan de ningún lado, sino por llegar a algún sitio, a este mundo de los muertos reconocidos, ese lugar llamado memoria, presencia.
El blog de Paco Roda