Escribí este artículo un 9 de julio de 2009. Hace hoy 10 años. (Noticias de Navarra). Todavía me poseía cierta nostalgia que me impedía salir de su trampa festivo-emocional.
Por cierto, la foto es de Jordi Cohen y deja bien claro que aquellos, sí que eran otros encierros.
Por cierto, la foto es de Jordi Cohen y deja bien claro que aquellos, sí que eran otros encierros.
San Fermín por vena
"Hablar de los Sanfermines, diseccionarlos, psicoanalizarlos, aventurarse en el siempre peligroso ejercicio de opinión sobre ellos, es siempre un trance indigesto. Digamos que éstos, a fuerza de no entenderlos, o de entenderlos demasiado, se han blindado contra toda apreciación, valoración, crítica o ITV sociológica. Se bastan y se sobran para ser lo que son, sin que nada ni nadie dicte sobre ellos sentencia, ni absolutoria ni condenatoria. Son, y ya está. Deliberar sobre ellos es siempre un riesgo al que responde el programa oficial: déjese de monsergas y vívalos, dicen
Esta catarsis foral, única en el mundo mundial, nuestra particular nostalgia épica, imprecación a la abstinencia socioemocional que subyuga al personal durante todo el año mariano pamplonés, no admite contemplaciones, ni escrituras a medias tintas, ni interpretaciones sociológicas, ni análisis psicomarxistas que valgan. No. Los Sanfermines, ese limbo temporal desprovisto de cánones, ese parón lúdico-festivo a medio camino entre Sodoma y Gomorra que los pamplonautas vivimos durante nueve días postrados ante el tótem del exceso, nos redime para el resto del año. Nos purifican. Por eso no se admiten reclamaciones. Porque como toda fe, ésta no es una tradición que poseemos, sino una tradición que nos posee. De ahí que no admita insumisiones. A lo sumo escapadas en falso".
Esta catarsis foral, única en el mundo mundial, nuestra particular nostalgia épica, imprecación a la abstinencia socioemocional que subyuga al personal durante todo el año mariano pamplonés, no admite contemplaciones, ni escrituras a medias tintas, ni interpretaciones sociológicas, ni análisis psicomarxistas que valgan. No. Los Sanfermines, ese limbo temporal desprovisto de cánones, ese parón lúdico-festivo a medio camino entre Sodoma y Gomorra que los pamplonautas vivimos durante nueve días postrados ante el tótem del exceso, nos redime para el resto del año. Nos purifican. Por eso no se admiten reclamaciones. Porque como toda fe, ésta no es una tradición que poseemos, sino una tradición que nos posee. De ahí que no admita insumisiones. A lo sumo escapadas en falso".
Los sanfermines son la exaltación de nueves días de desmadre psicológico, para pasar a reprimirse 257 días del resto del año. Esta tierra,perdón la gente que habita en Navarra, no evoluciona,desde que nacen ,bastante gente esta capada. Esta es la realidad.
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