Para qué tanto marear la
perdiz, tanto pacto y contrapacto si: “Dejando a salvo la justicia ordinaria,
el “gobierno de jueces”, nacido en la etapa antiterrorista, es una degeneración de la democracia, un
gobierno de una elite profesional aupada por cooptaciones y fuera de controles
democráticos, por encima de parlamentos electos, y que tiene como misión
política asegurar que no todo proyecto democrático sea posible siendo la unidad
nacional forzosa el pilar central e intocable del régimen. En lo político son
los encargados de traducir jurídicamente la ideología más extrema de defensa
del Estado a cualquier precio. Véase cómo han conducido Marchena y fiscalía el
juicio al procés o la decisión y expresiones del TS sobre la exhumación de
Franco.
Paralelamente, una parte del
otro pilar de la Transición, el ejército, ha enseñado la patita en la crisis
del “a por ellos” expresando simpatías patrióticas por Vox. Son secuelas vivas,
de larga duración, de la Transición.
Confrontar con el Gobierno de
los jueces es abrir el debate público sobre la democracia, revisar
legislaciones para evitar intromisiones y modificar completamente la estructura
del poder judicial poniéndole a salvo del diktat político en la sombra”.
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