Eibar, 1933 |
La inflación analítica de estas elecciones es abrumadora. Quizás ya no queden ideas, ni argumentos; quizás ni siquiera palabras para razonar lo ocurrido o por ocurrir. Todo está dicho, pero intuyo que los intereses hegemónicos de la literatura política dejan algún hueco por cubrir.
No soy analista político, a veces juego con las ideas y los hechos para saber su grado caducidad o su capacidad de persistencia. Así que no sé si lo de «elecciones históricas» no deja de ser un bulo de la historia o un tópico del presente. Pero sí, presiento que estos resultados electorales marcan un antes y un después ante tanto despropósito. Por la derecha, con sus extremos histerizados, y por la izquierda, con sus variantes centradas, escoradas o despistadas. De todo ello queda lo evidente: la gente se ha movilizado contra el miedo que genera el proyecto patológico de resucitar a Franco. Seguir leyendo
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