Gaztetxe Maravillas, Pamplona-Iruña . 2018 |
Maravillas Gaztetxe (Pamplona-Iruña) ha sido liberado tras ser decretada la
desjudicialización de la segunda okupación. Hemos pasado de la rabia al nirvana en menos
de 24 horas. Y mucha gente en voz baja se hace preguntas. Y es que un grupo de jóvenes románticos, encadenaos
a la fantasía del mundo, formados, idealizados y socializados en nuevas formas
culturales y políticas, jóvenes sin lugar alguno en los formatos diseñados por
la oferta amabilizada de participación política de la ciudad, jóvenes
desheredados de revoluciones fallidas y
amalgamados en nuevas transversalidades de género, identidad y de clase, han puesto contra las cuerdas a un
gobierno que alardea de progreso. Y lo
han hecho desde la resistencia y la no violencia. Gentes que defienden un
espacio-refugio, pues nada hay ahí afuera que merezca su interés, desde el que
se ha devuelto al barrio un producto en clave de participación. Pero en este
caso no se trata de la participación institucional que incorpora hasta las
lógicas de sus propios impugnadores. Es otra cosa.
El
Gobierno, forzado por su propia gestión
del conflicto, se atrinchera argumentalmente en que Rozalejo es un espacio público. Y que debe ser de
todos. Cierto y muy cierto. Pero un espacio público a veces no se valida desde
la titularidad, sino desde el contenido, desde los productos que se ofrecen,
desde los mecanismos de control y anticontrol. . Conozco espacios públicos
vacíos altamente costosos para la ciudadanía. Otra cuestión es querer salvar el
escollo de la legalidad a la que el Gobierno, y todos los gestores políticos deben
responder. Y eso puede costar un gobierno. Que es lo que ha estado a punto de
ocurrir.
Por
eso, mucha gente se pregunta qué ha
ocurrido en el seno del Gobierno para que en menos de 24 horas haya girado de la
tensión a la distensión.
Uno
se pregunta qué negociaciones ha habido, a qué coste, que discursos se han
manejado, qué enfrentamientos, qué se ha puesto sobre la mesa, qué expectativas
y sobre todo, sobre todo, cómo se han asumido y gestionado las contradicciones de cada grupo de gobierno
frente a este conflicto. Cómo se ha gestionado la obligación y la devoción.
Sea
lo que sea, este grupo de jóvenes ha
logrado movilizar las ultimas voluntades de todo un Gobierno. Ha logrado
alterar las agendas políticas oficiales. Y ha puesto a prueba su capacidad de
sostener en pie el cambio. Ello es la demostración de su fuerza como agente político. Porque esta
chavalería ha venido para asaltar los procesos de regeneración de la
socialdemocracia. Solo me preocupa una
cosa, que este proceso no se convierta
en una dinámica estetizante, esa que convierte las movilizaciones en
espectáculos multicolor.
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