Mark Fisher (Reino Unido) fue -se suicidó en 2017 tras vivir solamente 49 años- una cabeza brillante, un tipo de clase obrera que nunca encontró su sitio, un crítico que nunca se contentó con serlo, porque su mente iba siempre más allá, un hombre atormentado por la depresión y la crisis personal, sí, pero de eso hizo su arma de construcción teórica más potente, un discurso radical que cuestionaba ay cuestiona el orden neoliberal como pocos lo han hecho. Fisher fue profesor de instituto y daba clases de filosofía, pero se cuestionaba su valía, un agente cultural, un guionista, un teórico del arte, un crítico de la cultura de masas, de la música y los grupos musicales del momento. los de los años 80 ingleses con toda su carga sociocultural. Un bloguero ilustrado que impactó con sus críticas de arte en su popular blog k-punk. Un colaborador de publicaciones como The Whire, Sight&Sound, Frieze y New Statesman. Mark Fisher fue un gran intelectual que transformó la manera de hacer filosofía siendo popular. Su lenguaje no es fácil, pero sientes al leerlo que tu mente se dispara, como si te sintieras incapaz de dejar de leerlo, porque es adictivo. Porque lo que dice no se ha dicho antes. O al menos como lo dice él, como él lo dejó escrito. Un tipo que te engancha porque no es que interprete el mundo de manera diferente, sino porque retuerce el mundo y el pensamiento de manera diferente. Usando a los grandes constructores de la biopolítica y el estructuralismo pero reinterpretando sus saberes. Fisher es un gran desconocido en España. Y de no ser por la potente labor de rescate y traducción de sus textos por parte de la editorial argentina La caja negra, no hubiéramos sabido nada de él. Hay que leer a Fisher y estrujar sus ideas, sus metáforas, sus sugerentes novedades conceptuales, sus caminos para descubrir qué nos ocurre más allá del malestar social. Porque nos sitúa ante los auténticos malestares vitales. Porque esos también son políticos. Una excelente entrevista por parte de uno de sus mentores en España, Peio Aguirre, la podemos ver aquí en El estado mental
Mark Fisher (Reino Unido) fue -se suicidó en 2017 tras vivir solamente 49 años- una cabeza brillante, un tipo de clase obrera que nunca encontró su sitio, un crítico que nunca se contentó con serlo, porque su mente iba siempre más allá, un hombre atormentado por la depresión y la crisis personal, sí, pero de eso hizo su arma de construcción teórica más potente, un discurso radical que cuestionaba ay cuestiona el orden neoliberal como pocos lo han hecho. Fisher fue profesor de instituto y daba clases de filosofía, pero se cuestionaba su valía, un agente cultural, un guionista, un teórico del arte, un crítico de la cultura de masas, de la música y los grupos musicales del momento. los de los años 80 ingleses con toda su carga sociocultural. Un bloguero ilustrado que impactó con sus críticas de arte en su popular blog k-punk. Un colaborador de publicaciones como The Whire, Sight&Sound, Frieze y New Statesman. Mark Fisher fue un gran intelectual que transformó la manera de hacer filosofía siendo popular. Su lenguaje no es fácil, pero sientes al leerlo que tu mente se dispara, como si te sintieras incapaz de dejar de leerlo, porque es adictivo. Porque lo que dice no se ha dicho antes. O al menos como lo dice él, como él lo dejó escrito. Un tipo que te engancha porque no es que interprete el mundo de manera diferente, sino porque retuerce el mundo y el pensamiento de manera diferente. Usando a los grandes constructores de la biopolítica y el estructuralismo pero reinterpretando sus saberes. Fisher es un gran desconocido en España. Y de no ser por la potente labor de rescate y traducción de sus textos por parte de la editorial argentina La caja negra, no hubiéramos sabido nada de él. Hay que leer a Fisher y estrujar sus ideas, sus metáforas, sus sugerentes novedades conceptuales, sus caminos para descubrir qué nos ocurre más allá del malestar social. Porque nos sitúa ante los auténticos malestares vitales. Porque esos también son políticos. Una excelente entrevista por parte de uno de sus mentores en España, Peio Aguirre, la podemos ver aquí en El estado mental
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