Monique Lange y JG en 1964. Asun Caradell (Album) |
Leyendo la autobiografía de Juan Goytisolo encontré esto que recuerda que la historia no se repite pero fabrica constantes. En estos días de zozobra, de idas y venidas y de exaltaciones de la España más reaccionaria merece la pena rastrear en la trastienda más inmediata del pasado.
JG estaba en octubre de 1995 en Paris, ya había conocido en la sede de la Editorial Gallimard a Monique Lange, quien sería su amor imposible. En una reunión con otros novelistas les dice, haciendo referencia a la situación que generaba el franquismo español de los años cincuenta:" ¿Que pensaba yo de la situación? ¿ Veía, como ellos, alguna esperanza de cambio? Durante una buena hora expuse a Mascolo mis violentos sentimientos antifranquistas: con mi optimismo ingenuo de aquellos tiempos, le expliqué que la nueva generación de intelectuales y universitarios se oponía a la dictadura y adoptaba posiciones políticas cada vez más clara y radicales. Pese a nuestro aislamiento y a la purísima represión de la posguerra, los jóvenes empezaban a abrir los ojos y plantean acciones reivindicativas (...) "
A día de hoy, tras la manifestación en Barcelona en defensa de la sacrosanta unidad de España, pareciera que nada ha cambiado. O solo un poco. Ese ahogo por liberarse del yugo rajoyista persiste como el viejo yugo franquista. Más aún, si JG podía intuir cierta esperanza en el cambio, no creo que hoy estemos en condiciones de percibir ese cambio. Más aún, se intuye una involución filofascista de gran magnitud. Mientras, los intelectuales pesebristas callan como muertos o se expresan como rehenes en defensa del pecado del que comen caliente cada día. Nada parece despejar el horizonte sombrío al que se enfrenta esta España en bancarrota, ni siquiera de Europa se espera nada, porque esa Europea neoliberal no va a consentir que un eslabón de su negocio se pierda en derivas libertarias. Si JG viviera, volvería a recordar amargamente sus memorias.
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