"Lo más fácil sería decir que ETA no ha sido más que "terrorismo", que no tuvo nada que ver con la sociedad vasca como tal, y punto. Pero, desde un principio y hasta hoy mismo, ETA ha sido nuestra, de toda la sociedad vasca. Que tras el alto el fuego ETA diga adiós definitivamente es, en cierta medida, también responsabilidad de toda la sociedad. ¿Qué hacer ahora para que la disolución de ETA sea completa y definitiva?"
Esto se escribía hace justamente diez años, en 2007. Su autoría pertenece a Joseba Zulaika (Itziar 1948) y se atrevió a ello en el imprescindible texto Polvo de ETA (Ed Alberdania-astiro).
Quizás merezca la pena una relectura de este libro. No por confirmar ni negar nada. Ni siquiera por revisar una historia que se ha prestado y se prestará a múltiples traiciones. Polvo de ETA se adelantó en su día al día de ayer, pero los acontecimientos quisieron que ese polvo esperará mansamente hasta convertirse en las cenizas definitivas de ETA.
No obstante, uno cree que todavía muchos comen caliente del pecado que condenan. Pero ETA es ya un pecado difícil de rentabilizar y de expiar. Salvo que algunos psicópatas se empeñen en lo contrario. Toca esperar a que se exija ahora, no solo entregar las armas, sino arrepentirse de rodillas haciendo un tirabuzón de espaldas al cielo con genuflexión lateral, exigir la autoinculpación, estar dispuesto a la inmolación social, maldecir del día que uno nació, encomendarse a la Constitución, renegar del nombre, de la maldición escrita en el rostro, estar dispuesto a penitencia perpetua y suplicar clemencia por los siglos de los siglos. Al tiempo.
ETA entrega Las Armas. Ni un gesto en Madrid ni París. La sociedad civil y la propia organización bastante más digna y coherente que los gobiernos. Muere de inanición? parece que si, pero dignamente. La honestidad no es privativa del "establishment".
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