Estoy hasta ahí mismo de Paulo Coelho, Eduard Punset y Jorge Bucay, gurús de la autoayuda que nos venden sin garantía alguna que todos los problemas tienen solución cuando sabemos que muchos no la tienen, que todo pasa, que sea usted mismo y que se joda el mundo, que deje de desesperarse por estar en paro, que haga de esto, de estar en paro, separado, gordo o enfermo terminal una oportunidad de cambio, que sonría por decreto a una vida de mierda, que positivice esa vida que no es vida porque hasta un demonio enloquecería de tristeza, que le de la vuelta a su depresión, que coma sano porque le hará mejor persona, que afronte la semana como si cada día fuera viernes por la noche, que busque en su interior hasta encontrar un trébol de treinta hojas, que usted es un triunfador de serie y que si naufraga haga suya la frase de Samuel Beckett que decía: “fracasa otra vez, fracasa mejor” Y una mierda. La felicidad no se impone por decreto.
Así
que si están enganchados a estos funambulistas del optimismo, allá ustedes. Yo
hace tiempo que dejé de envenenarme con este falso ilusionismo que me llevaba
directamente al vertedero. Verán, los nuevos tiempos han conseguido que el
sujeto se desafilie de los problemas. Dicen que estamos en aprietos,
desamparados, solos, que vivimos al límite y sin red, que no nos queda nada, ni
siquiera ideologías
decentes en las que confiar. Entonces vienen estos mercachifles y nos venden
esta profilaxis individual contra la adversidad. Solo les aconsejo una cosa: frente
a este ilusionismo capitalista que
declama como un mantra infalible el “tú puedes” lo mejor es llevar preparado un lanzallamas debajo del
abrigo. Ya ven, hoy me he levantado pesimista, como el viejo Cioran cuando
decía: “la vida es etérea y fúnebre como el suicidio de una mariposa. Ustedes me
perdonen.
Artículo publicado en Noticias de Navarra
En la sociedad capitalista, ese tipo de mercachifles son los reyes del mambo. La gente está llena de miedos, sobre todo a la soledad y la combaten a base de gimnasios, psicólogos o centros comerciales.
ResponderEliminarLa competitividad, el hacer todo para no hacer nada no les da tregua para un respiro, para salir del ruido.
Si, te hago caso del consejo del lanzallamas pero
si lo utilizo en todas las ocasiones que encuentre oportunas igual me quedo hasta sin familia porque la plaga está muy extendida.
Que sí, que me ha gustado leer algo razonable, gracias y esta usted mas que perdonado!
Un saludo
Un abrazo barrincola y gracias por su comentario.
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