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Deseos


Intuyo que a usted todavía le mueven los deseos. Que aún mantiene intactas ciertas expectativas. Por muy putas que las esté pasando. Porque si no es así y ha sido vencido por la dietética espiritual del pesimismo, usted ha sido fagocitado por el nuevo poder de seducción del tardocapitalismo emocional. ¿Que qué coño es eso? Pues la nueva dominación personal y social que ya no pasa por estar nueve horas en la cadena.  Basta con aceptar como un mal menor  la realidad inmutable y consumir hasta morir creyéndose el rey de la creación.

Pero yo quería decirle otra cosa. Proponerle, ahora que ya no es pecado dedicarse a uno mismo,  unos cuantos deseos para evitar los síntomas del desamparo.  Ahí van: Que las sonrisas de ciertos políticos sean declaradas atentados contra la humanidad. Que no evoquemos tanto el pasado, es una muestra de que carecemos de futuro. Que puesto que la vida es una cuestión de 350 genes, encontremos otras 350 razones para sobrevivir honrosamente en este mundo a la deriva. Que mostremos la cara en vez de la máscara. Que tengamos siempre un lugar adonde ir. Que encontremos un lugar en el mundo sin andar encorvados bajo el peso de las renuncias. Que se prohíban las encuestas sobre la felicidad, solo contestan los infelices. Que trabajemos menos para trabajar todos. Que inventemos un nuevo tipo de viajero, aquel  que solo parte por partir. Que los banqueros sean declarados usureros, banqueros es un eufemismo de muy mal gusto. Que declaremos una guerra sin tregua: contra la violencia de género. Que todos los parlamentarios guion as, sean obligados a leer la Divina Comedia antes de tomar posesión de sus escaños. Y para finalizar: dietas, sexo, tabaco y otros controles posteológicos sobre nuestros cuerpos y almas; que no muramos por un exceso de salud. Urte berri on.  

Artículo publicado en Noticias de Navarra el día 9 de enero de 2017 

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