El mes pasado oí a una representante del ayuntamiento de Pontevedra decir: “Cuando llegamos a la alcaldía teníamos una cosa muy clara, sabíamos qué modelo de ciudad queríamos.” Me pregunto por qué este ayuntamiento del cambio no está movilizando este debate. Quizás el más rentable, necesario y exigente. No digo que no se estén haciendo intentos. Pero parciales y sin anclaje prioritario en la agenda política. Y es que en este momento hay una inflación de mesas, procesos, foros, dinámicas participativas y asambleas populares. Para casi todo. Muy bien. Pero esto requiere diagnósticos, planificación, criterio, saber para qué participamos y vinculación de los resultados. Y creo que a estos procesos les falta visión global, cohesión y miradas poliédricas. Que se han diseñado con más prisa que criterio. Quizás desde la inmediatez para cumplir lo prometido. Pero pensar en un modelo de ciudad requiere sentir la ciudad como un todo. Y no solo desde la presión que ejerce la centralidad y atomización del centro histórico. Porque la ciudad debe ser diagnosticada como la suma de sus barrios. Por eso seguir leyendo en Diario de Noticias
El mes pasado oí a una representante del ayuntamiento de Pontevedra decir: “Cuando llegamos a la alcaldía teníamos una cosa muy clara, sabíamos qué modelo de ciudad queríamos.” Me pregunto por qué este ayuntamiento del cambio no está movilizando este debate. Quizás el más rentable, necesario y exigente. No digo que no se estén haciendo intentos. Pero parciales y sin anclaje prioritario en la agenda política. Y es que en este momento hay una inflación de mesas, procesos, foros, dinámicas participativas y asambleas populares. Para casi todo. Muy bien. Pero esto requiere diagnósticos, planificación, criterio, saber para qué participamos y vinculación de los resultados. Y creo que a estos procesos les falta visión global, cohesión y miradas poliédricas. Que se han diseñado con más prisa que criterio. Quizás desde la inmediatez para cumplir lo prometido. Pero pensar en un modelo de ciudad requiere sentir la ciudad como un todo. Y no solo desde la presión que ejerce la centralidad y atomización del centro histórico. Porque la ciudad debe ser diagnosticada como la suma de sus barrios. Por eso seguir leyendo en Diario de Noticias
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