Rajoy se frota las manos ante el autogolpe de estado
dentro del socialismo español. Y es que lo que ocurre en el PSOE viene de
lejos. De cuando un día dejaron de entonar la Internacional. De cuando el
socialismo en vez de cambiar el mundo se conformó con gestionarlo. Hoy ni eso. Porque el PSOE solo
aspira a apuntalarlo de la mano de un fascista de guante blanco y dedos negros.
El socialismo español está en liquidación por derribo. Y quien sabe si acabará
cerrando por defunción. Como el viejo PASOK griego.
Dicen que, antes de echarle el órdago a Sánchez, los
golpistas habían visto la película Rojos, de Warren Beatty. Para liberarse del trauma. Y
es que lo que ocurre en el PSOE no es
solo una crisis de identidad. Es mucho más. Tiene que ver con la amenaza de las
verdaderas fuerzas del orden económico. Con El País, con el IBEX35, con
la judicatura más fascista, con los lobbies de presión más voraces
y con la oligarquía más casposa. Esas
jaurias están presionando para que el sistema de partidos no gire. Para que la
pretendida restauración bipartidista triunfe. Para que este viejo régimen
enfangado siga anquilosado en la
corrupción, el centralismo y el inmovilismo centrípeto. Y para frenar los
frentes norte de este reino de España descosido. Porque esas fuerzas del orden
necesitan a ese socialismo de derechas incautado por unos barones que han
callado, permitido y colaborado con las más sangrantes degradaciones y
corrupciones sociopolíticas de los
ultimos años. Y todo en nombre de esa Egpaña secuestrada. Para eso se ha
movido esta operación de acoso y derribo. Para garantizar la continuidad del
viejo orden inmovilista de una derecha insaciable y un socialismo complaciente
que sonríe a unos tiburones que ya preparan la próxima carnicería.
Artículo publicado en Noticias de Navarra el día 3 de octubre de 2016.
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