En Pamplona, el pasado 1 de julio, Ara Malikian ofreció lo mejor de si mismo en compañía de una banda descomunal, uno de los repertorios más trabajados a los que este violinista sin tejado nos tiene acostumbrados. Un concierto que mostró a un hombre que cumplía una máxima de la poetisa estadounidense Elle Hheeler Wilcox: "Hay dos tipos de personas en la Tierra, aquellas que se elevan y aquellas que se inclinan", este hombre pertenece a la primera, se eleva y te eleva hacia un universo que visto a través de sus ojos, tiene una muesca. La que Ara Malikian le hace con su violín cada vez que un escenario se abre de par en par.
En Pamplona, el pasado 1 de julio, Ara Malikian ofreció lo mejor de si mismo en compañía de una banda descomunal, uno de los repertorios más trabajados a los que este violinista sin tejado nos tiene acostumbrados. Un concierto que mostró a un hombre que cumplía una máxima de la poetisa estadounidense Elle Hheeler Wilcox: "Hay dos tipos de personas en la Tierra, aquellas que se elevan y aquellas que se inclinan", este hombre pertenece a la primera, se eleva y te eleva hacia un universo que visto a través de sus ojos, tiene una muesca. La que Ara Malikian le hace con su violín cada vez que un escenario se abre de par en par.
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