Ir al contenido principal

Campaña

Jefes del Requeté en un acto en Pamplona

Hay personajes que se consideran intachables. Que van por la vida perdonándosela a los demás. Que viven instalados en la verdad infinita, entre la justicia inescrutable de las divinidades a las que rinden pleitesía. Sólo les falta estar sentados a la derecha de padre para perpetuarse, por los siglos de los siglos, en la eternidad de los justos de palabra, obra y omisión. Hay gente que nunca se ha cuestionado su verdad porque ellos son la verdad. Personajes camaleónicos a los que su  biografía no les ha impedido adaptarse a unos tiempos globales, banales, ingrávidos, virtuales, amnésicos  y apáticos. Gente que, de flojear esta democracia informal, no dudarían en cantar el cara el sol con la camisa vieja. Ellos se mueven a la perfección por un presente sin memoria. Un tiempo a su servicio que les protege de la adversidad política porque, mientras ganen las elecciones les da igual lo que pase. Porque tienen la legitimidad para hacer de su capa un sayo. El Sr. Del Burgo es uno de ellos. Este hombre, acostumbrado a no perder nunca, despliega una arrogancia que sólo los necios o presuntuosos son capaces de exhibir ante los vencidos. Viene esto a cuento de unas declaraciones que realizó sobre la candidatura Nafarroa Bai,  a la que acusó de frentista, disgregadora de la sacrosanta identidad navarra e ilusa. Textualmente dijo que, “soñar es gratis”, haciendo una clara alusión a las, según él, escasas posibilidades electorales de la coalición. Vale chaval. Eso me recuerda a los líderes cesáreos, que lejos de hacer caso de la sabiduría convencional de las gentes, sólo están de acuerdo consigo mismos. Este hombre, que se cree habitar en otra dimensión interestelar, la de los estadistas pragmáticos y que acaudilla el movimiento redentorista del virreinato navarro en la cruzada nacionalconstitucionalista,  no puede ir de demócrata extasiado sin sonrojarse  al escupir lo de frentistas, rompepatrias e ilusos soñadores. Y menos él, que de eso sabe un rato. Él, que ha hecho del nacionalismo la reencarnación del Lute. Tal vez, algunos personajes deberían mirar hacia atrás y   redimir su presente  ante los versos de Neruda en Veinte poemas de amor y una canción desesperada, cuando el poeta le dice a la amada: “Me gustas cuando callas porque estás como ausente”. Pues eso.   

Posdata: este artículo se publicó en octubre de 2004, pero el personaje en cuestión sigue operando igual que hace una docena de años, como si el tiempo lo hubiera embrutecido aún más. Lo digo porque el personaje se querellará  contra un artísta local llamado José Ramón Urtasun, autor de la muestra y exposición "Navarra 1936". Del Burgo considera que esta muestra atenta contra el honor de su padre, reconocido activista armado durante el golpe militar fascista de 1936. 
Del Burgo padece de metempsicosis que viene a ser algo así como si su alma transmigrara de personaje en personaje hasta que al final de su vida haya encarnado a todos los personajes de la tragedia y la comedia, con el agravante de que él, a semejanza del chacal se orienta oliendo el rastro de la carroña. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient