Ir al contenido principal

Cuidados


Mi vecina tiene 84 años y unos huesos de cristal. Una caída tonta le ha dejado en silla de ruedas. Quizás esto les sea familiar. Mi vecina ha solicitado la valoración de dependencia,  algo así como pasar una ITV vital que valora si puedes circular con autonomía por el carril de la vida diaria. Según sea esa valoración, la administración te proporciona recursos.
 Hay una larga lista de ciudadanos esperando esa valoración. Y no es corta. Mi vecina la solicitó en noviembre de 2015. Aún está esperando. La mujer, mal que bien, aguanta el tirón, pero su cuñada murió esperando esa ITV. Mi vecina me pregunta el por qué de esa tardanza. Le digo que las cosas van mejor. Que si el cambio y tal. Pero no sé qué más decirle. Ahora les cuento lo que mi vecina no entiende.
Joaquina, que así se llama, espera esa valoración con ventaja. Sé que su familia le cuida y cubre sus necesidades. Pero hay gente sola que sobrevive a pelo. Como si el mañana no existiera. Están los ayuntamientos con sus programas de Atención a Domicilio. Pero no es suficiente. La Ley de Dependencia quiso cubrir ese hueco. De eso hablamos. Nuestra administración tarda cinco meses en valorar a los dependientes. Seguro que hay una explicación. Pero les digo una cosa. Si no hubiera familias, mujeres sobre todo, que cuidan a los suyos, que protegen, que se implican, que se hipotecan, que cambian sus estrategias familiares, que riñen, que enferman, que sufren, que se agotan, que rompen con sus vidas; esta situación no sería igual.
El coste de esto es brutal. Pero es inmaterial. No se contabiliza. Son los cuidados invisibles pero necesarios ante una administración que sabe que nuestros mayores no protestan. Su peso político y su poder de presión son escasos. Por eso pueden aguantar cinco meses. Y más.
Leer artículo en Noticias de Navarra





Comentarios

Entradas populares de este blog

Miquel Marti i Pol

Hace 15 años escribí este artículo en Noticias de Navarra. Hoy hace 15 años de la muerte de este inmenso poeta catalán.  Mientras algunos políticos analfabetos se enriquecen por el morro, mueren los poetas. A uno el cuerpo le pide mandarle a ese tal Galipienzo uno de los poemas de Miquel Martí i Pol, el poeta-obrero catalán muerto el martes pasado. Pero hay algunos hombres tan necios que si una sola idea surgiese de su cerebro, ésta se suicidaría abatida por   su dramática   soledad. Por eso prefiero seguir leyendo a este inmenso poeta que se ha ido en busca de un mundo donde reconstruir sus utopías. Miquel Martí i Pol fue una de las voces emblemáticas de la poesía catalana y un referente imprescindible de la identidad catalana.   Un escritor de enorme carga emocional, un hombre que construía versos con los que se jugaba la vida en cada instante. Un obrero de toda la vida que empezó a trabajar a los catorce años en una fábrica de Rod...

Vila-Matas no invita a la lógica

Vila-Matas es un tipo desconcertante. Pretende desaparecer, hacerse invisible, pero no lo consigue. y mira que ha insistido en ello. Pero lejos de ello, se hace más presente. Y  es que  esa desaparición pasa por la propia transformación de su mundo literario. Por el vaciado de su propia materia prima textual. VM ha iniciado, creo,   la última parte de su carrera de fondo  literaria con su ultima aportación. Y espero que tenga su recompensa. Para algunos críticos, VM es un escritor escorado a ninguna parte, excepto hacia su propio mundo interior, eso sí,  sin llegar a ser un pedante del lirismo estético individualista. Otros, alguno de mi provinciana ciudad sanferminera, le achacan de postmoderno colaboracionista de la fatuidad de la literatura sin compromiso. Nada más lejos después de leer su última novela. Si es que es novela. Tras la lectura de esta obra, me siento más vilamatiano que nunca. Por una razón muy simple. Este tipo me habla al oído, susurra c...

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorado...