El pleno acabó como el rosario de la aurora. Y poco faltó para que Maya y Asiron se citaran en la trasera del Ayuntamiento. Y no para hablar amablemente. Maya acusa al alcalde de machista por una respuesta dada a la concejala García-Barberena en el pleno del día cuatro. Esta le preguntó sobre la colocación, por parte de Nafarroa Bizirik, de una placa en la plaza del Castillo. Asirón respondió: "A lo mejor es que usted no ha entendido la encomienda que le hicieron desde su grupo cuando le encargaron este tipo de pregunta, no lo sé”. Maya dice que esa respuesta es un acto de machismo insultante. Una sobredosis de testosterona lingüística.
Se preguntarán cómo llega Maya a ese diagnóstico. Muy fácil. Vean su respuesta: "Asiron jamás se hubiera atrevido a contestarme a mí o a Juan José Echeverría, o a Fermín Alonso de la manera que contestó a García-Barberena". Vale. Ahora lo entiendo. Lo que Maya quiere decir es: “ tu lo que no tienes es cojones para meterte conmigo”. Y es que la interpretación machista de Maya sobre el comportamiento de Asirón es en sí misma una concepción machista de las relaciones. Su acusación le revienta en la cara porque son esos cojones los que Maya usa como neurona argumental. No la valía personal de García-Barberena a la que degrada con su trato paternalista. Porque él es el hombre con el que Asiron no se atreve. Sin saberlo, Maya ejerce así un micromachismo encubierto sobre su protegida. Como ese hombre colaborador que le dice a su compañera: “Cariño, te he puesto la lavadora”. A lo que la mujer con ironía responde: ¿Dónde?”. ¿O es que ambos no ensucian la ropa por igual? Pues eso. Maya y Asirón, daros una vuelta mañana por la manifestación del 8 de marzo y de paso aclaráis el entuerto.
Artículo publicado en Noticias de Navarra el 7 de marzo de 2016
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