Ir al contenido principal

Libre de impuestos


A la mayoría de quintacolumnistas de este diario se nos ve el plumero. A cada cual según su taquicardia semanal. Y ustedes lo saben. Les tengo que reconocer una cosa. Antes de la caída del régimen, me resultaba fácil levantar esta columna. Porque cada semana competía con la siguiente en una carrera bastarda por el envilecimiento. La sinceridad del viejo régimen se había hecho imposible y la ironía o la dentellada operaron desde esta esquina como la única forma de redención. Por lo menos para mí. Como el sonido de un epitafio en medio de un circo. Y funcionó. Unas veces peor y otras mejor. Porque servidor entendía que cada columna era un acto de rebelión. Y algo había que hacer con ella. Eso sí, sin aflojar la corbata para respirar.
Desde que la izquierda excitada y variopinta nos gobierna, uno reconoce que ha entrado en régimen de autocensura. Me cuesta viajar a los agujeros negros de esta nueva gobernanza. Y eso me preocupa. Porque uno entiende que si, como dice Borges, uno es lo que lee, servidor no puede convertirse en una cínica herramienta del silencio. Por mucho que quienes hoy nos gobiernan gocen de mi complacencia.
Por eso, estos días rebusco entre los discursos, los deslices o las pifias de este nuevo Gobierno. De momento solo encuentro artículos de saldo. Los que UPN compra para echárselos en cara. Por ejemplo, el sistema de Aranzadi para cubrir puestos o el disfraz que el concejal Cuenca lució en el Privilegio de la Unión. Pero les digo una cosa. Si la izquierda solo genera ese mínimo fragor genésico en el alma de UPN, algo empieza a ir mal. Pero también les digo otra. Si UPN solo es capaz de sacarle los colores al Gobierno por la cara menos afilada de su política, la gestual, ahora entiendo el proceso esclerótico de ese partido en bancarrota.

Artículo publicado en Diario de Noticias el día 13 de septiembre de 2015

Comentarios

Entradas populares de este blog

El circo de Lodosa

Hay muertos que no buscan a sus asesinos. Ni siquiera se buscan a sí mismos. Solo quieren saber si queda alguien que les eche en falta. Porque hay muertos que no son de nadie. Son los más amargos. Porque siguen sin morir del todo. Ocurrió en Lodosa. En La Plazuela. Eran la seis de la tarde del 18 de julio de 1936. La plaza olía a circo. Pero también a sangre y a moscas. Algunos ya sabían que el futuro se acababa allí. A esa hora. Otros prefirieron buscar dónde matar el calor de una tarde sangrienta. Y allí estaba el circo para sonreírle a un verano bastardo: el Circo Anastasini. Un circo procedente de Ceuta regentado por un italiano, Aristide Anastasini. En el circo había un elefante viejo y caballos y payasos,   y una niña amazona llamada Joana que cabalgaba un corcel blanco que giraba alrededor de un destino negro. Y había moros y negros y malabaristas de Madrid y payasos italianos y magos y funambulistas franceses del protectorado español de Marruecos. Cincuenta enamorados de

Mario Gaviria, de trago largo y coito corto

Mario en 1998 un café de Madrid, con 60 años. Foto: Miguel Gener Quizás, para mucha gente, Mario Gaviria, fue un desconocido. Ese ribero de Cortes, sociólogo para mas señas y arquero del primer ecologismo navarro, falleció el pasado sábado a punto de llegar a los 80. Él cumplió con aquello de no ser profeta en su tierra. Quizás no supo tomar las precauciones necesarias para ser un mal comprendido. Y es que mientras el viejo régimen de UPN gobernó esta Comunidad, este alumno de Henry Lefevre, antiguo consultor de las Naciones Unidas en África, autor de 40 libros y Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005, fue sistemáticamente invisibilizado. Quizás por eso miró a Zaragoza, donde trabajó intensamente en proyectos urbanísticos y medioambientales como la traída del agua del Pirineo para abastecer la ciudad o el diseño del barrio de viviendas sociales y ecológicas del Parque Goya. Mientras tanto,   aquí se le negaba el reconocimiento que él nunca buscó. Hasta que en 2006, el Colegio d

Ego, las trampas del juego capitalista

"Es hora de pensar en una vía de salida, de nuevos modelos altruistas y de colaboración que no conviertan cada uno de los aspectos de nuestra vida en una ecuación matemática". Porque la codicia y el juego son estímulos suficientes para el juego d ella vida.  Conjuguen esta lectura con la serie, Juego de Tronos y verán como lo que nos mueve, en una u otra dirección es el miedo. Como dice Jesús Aller " Nadie entiende lo que ocurre y los políticos que están a cargo del asunto se refugian en clichés:  “No hay alternativa” ,  “Si fracasa el euro, fracasa Europa” . La realidad es que han perdido el control, porque lo que se despliega son simplemente las estrategias de una guerra no declarada entre los estados y las entidades globalizadas del mercado financiero, que actúan simbióticamente con el gobierno de Estados Unidos. La última crisis no fue en este sentido una situación excepcional, sino una batalla más del conflicto.   Los políticos aceptan que en este enfrentamient