Cuesta hablar de la izquierda con tanto empujón de
la derecha. Pareciera que puestos a protegernos, hasta la izquierda se está
blindando en sus trincheras de invierno. Y me pregunto, aunque me cueste, como
si con ello vulnerara algún códice de honor religioso, si la izquierda además
de abanderar manifestaciones, convocatorias, proclamas y otras puestas en escena, no debería hacer más. Ese
más no es una exigencia de cuentas. Aunque no estaría de más que la izquierda revisase
su actuación en esta crisis.
Pero
claro, hay dificultades que nombro sin que ello les exima de ciertas
responsabilidades. Primera dificultad, a la izquierda del socialismo centrípeto
pululan varias izquierdas: altersisistemicas, extraparlamentarias, abertzales
de diversa graduación y radicales
libres que Alba Rico denomina élites al
revés. A estas izquierdas muy fieles a sus principios y militancia les cuesta
lograr la unidad de acción y consensos con capacidad de liderazgo. Es gente que prefiere ser fiel,
ante tanto presentismo, a la esencia que
un día le proporcionará la gloria revolucionaria cada vez más lejana.
Por otro lado, UI, aquí Izquierda- Ezkerra,
representa la opción del voto útil y la ligazón al sistema. Es una izquierda
muy de partido ligada a componentes tradicionales denominados por la obediencia
debida. Podría ser lo que el mismo Alba Rico denominaría la izquierda del Mal
Menor. Entre estas corrientes se mueve
la mayoría de la izquierda en Navarra.
Igual no hay que
buscar la unidad entre todos estos grupos. Igual hay que buscarla fuera, en la
calle. Donde se demuestra la capacidad de los diversos movimientos de alterar
el rumbo de la historia. Por eso echo en falta que la izquierda haga
observaciones de este tipo. En la presente crisis navarra ha habido muy poco debate
de altura. Todo se ha reducido a la elucubración de posibles escenarios, juegos
y maquinaciones de cada partido y sus satélites. Ello forma parte de una política de la inmediatez, presentista
y escenográfica. Una política muy líquida residual de corte posmodernista. Pero muy poco analítica. Cito textualmente un texto de Alba
Rico que dice así: “La izquierda Mal Menor tiene que
comprender que no puede liderar ninguna refundación de la izquierda con
vocación de mayoría y la izquierda Élite al Revés tiene que comprender que el
objetivo no es conservar la pureza sino los derechos; y que para eso hace falta
llegar al poder y llegar al poder al margen del doble bipartidismo -de los
vencedores y los perdedores- del sistema”.
Necesitamos pues, una
izquierda que ilumine, que diga, que haga reflexionar, que descubra no nuevos
escenarios, sino nuevas maneras de abordar los procesos de cambio y esos escenarios. La actual
crisis navarra y del reino de España tienen otras lecturas más allá del mapeo de
posibilidades electorales, o de recambios personales. Y quizás esto no está ya
en los partidos, sino en la calle, en los movimientos, más dados a moverse, y
por ello más flexibles. Posiblemente haya que buscar en la calle esa nueva
manera de entender la política, sus dinámicas y sus estrategias. Porque la
calle está ligada a la vida. Y esta es la que
nos está cambiando día a día.
Comentarios
Publicar un comentario